Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 064 Salmo 64

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 064 Salmo 64



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 064 Salmo 64

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SALMO 64

Un Salmo de David. Su vida estaba llena de conflictos, y raramente terminaba un Salmo sin mencionar a sus enemigos; en este instante sus pensamientos están completamente ocupados en oración contra ellos. C. H. S.

Este Salmo es aplicado por el rabino Abdías a Amán y a Mardoqueo. El enemigo es Amán, y el objeto de la ira de éste, Mardoqueo. John Gill

El clamor del elegido de Dios cuando es perseguido por causa de la justicia. Arthur Pridham en Notas y reflexiones sobre los Salmos

Vers. 1. Escucha, oh Dios, la voz de mi lamento. ¿No leemos que Moisés habló con sus labios en el mar Rojo, y que el Señor le dijo: «¿Por qué clamas a mí?» Las oraciones que no son oídas en la tierra pueden ser las mejor oídas en el cielo. Nuestro deber es notar de qué forma tan constante David hace uso de la oración; es su hacha de combate y su arma de guerra. C. H. S.

Vers. 3. Que afilan como espada su lengua. El verbo significa dice Parkhurst- «afilar, amolar», lo cual se realiza mediante una fricción persistente con un objeto más duro; y esta hermosa metáfora es aplicada a la lengua malvada. Sin embargo, ha sido traducido también como «vibrar», tal como hace la serpiente con su lengua. Richard Mant

El ingenio del hombre se ha aplicado de modo maravilloso a dos cosas: inventar armas de guerra destructivas, e ingeniarse métodos variados para ser la ruina de los hombres con palabras malignas. La lista de las primeras se halla en los escritos militares. Pero las varias formas de hablar mal apenas se pueden catalogar.

Los que hablan mal disponen de flechas agudas con la punta mojada en veneno. Tienen «espadas llameantes, espadas de dos filos, espadas desenvainadas, sacadas en ira, con las cuales cortan y hieren y matan el buen nombre de su prójimo». Los pecados de la lengua son crueles, muy crueles. Cuando calumnian en secreto, como hacen comúnmente, uno no puede defenderse contra estos ataques. Sus cañones son infernales. Uno de ellos es: «Si una mentira es más útil que la verdad, di la mentira.» Otro es: «¡Calumnia, algo quedará!» William S. Plumer

Lanza cual saetas sus palabras amargas.
Se afanan, y con fuerza preparan sus palabras como saetas, y luego las lanzan habiéndolas mojado en amargura. Al clavarse causan angustia, para destruir según es su intento. C. H. S.

Vers. 3, 4.
Vimos en el Museo de Venecia un instrumento con el cual los antiguos tiranos de Italia acostumbraban clavar agujas envenenadas a los que hacían objeto de su malignidad. Pensamos en las murmuraciones y calumnias secretas, y deseamos que estos artefactos malévolos tengan fin. Las armas de la insinuación solapada y la murmuración parecen tan insignificantes como agujas; pero su veneno instilado es mortal para la reputación de muchos. C. H. S.

Hasta qué punto, pues, debe andar un hombre con prudencia para no dar motivo justo de reproches y no hacerse objeto de la burla de los necios del mundo; mas si es reprochado (y no cabe duda que lo será), que sea por andar en derechura en los caminos de Dios, y no por sus pecados, para que el reproche pueda caer sobre la cabeza del que lo lanza, y su lenguaje escandaloso se les atragante. J. Burroughs

Vers. 3,7-8.
Las armas más ponzoñosas son las palabras malignas, «palabras amargas»; pero la Palabra es el arma principal del Espíritu Santo; y así como esta espada del gran Capitán hizo fracasar al tentador en el desierto, del mismo modo podemos vencer a «los obradores de iniquidad» con la verdadera hoja de Jerusalén. J. L. K.

Vers. 4. Para asaetear a escondidas al inocente. La conducta sincera y recta no nos es una garantía contra los ataques de la calumnia. El diablo asaeteó al mismo Señor, y nosotros podemos estar seguros que él tiene saetas también para nosotros. C. H. S.

¿Quién podría haber pensado que hubiera un diablo en Pedro que tentaba al Maestro, o sospechado que Abraham fuera su instrumento para traicionar a su amada esposa para que cometiera un pecado? Con todo, fue así. Si, a veces lo hace de modo tan secreto que dispara sus saetas con el arco de Dios, y el pobre cristiano es trast9rnado, pensando que es Dios el que le reprende y está airado con El, cuando es el diablo que le tienta para que lo crea, y sólo imita fraudulentamente la voz de Dios. William Gurnall

Le tiran de improviso y nada temen.
Hemos visto en la vida diaria la saeta de la calumnia hiriendo gravemente a su víctima; pero, aun así, no hemos podido descubrir el lugar desde el cual fue disparada el arma, ni averiguar cuál fue la mano que forjó la saeta o la mojó con veneno.

¿Es posible que la justicia invente un castigo lo bastante severo para que sea proporcionado al daño que causa el malvado que ensucia el buen nombre de una persona y permanece escondido? Un mentiroso a la vista es un ángel comparado con este demonio. Las víboras y las cobras son inocentes comparadas con un reptil así. El diablo mismo debería sonrojarse de ser el padre de una descendencia tan baja. C. H. S.

Vers. 5. Obstinados en su inicuo designio. Los hombres buenos se hallan desanimados con frecuencia y no es raro que se desanimen el uno al otro, pero los hijos de las tinieblas son astutos en su generación, y persisten en su estado de ánimo, y se anima el uno al otro.

Calculan para tender lazos ocultos. Saben cuál es el beneficio de la cooperación; ponen sus experiencias en común; se enseñan el uno al otro, nuevos métodos.

Y dicen: ¿Quién podrá verlo? Se olvidan que hay un ojo que todo lo ve y una mano que todo lo descubre, que será dura sobre ellos. Por tanto, no temáis vosotros que tembláis, porque el Señor está a vuestra mano derecha, y no os causará daño el enemigo. C. H. S.

Vers. 6. Inventan maldades. Es triste que para causar la ruina de un buen hombre los malvados muestren con frecuencia tanta diligencia como si estuvieran buscando un tesoro. C. H. S.

Es una señal de que la malicia está hirviendo en los corazones de los hombres cuando son activos en la búsqueda de algo contra sus prójimos. El amor prefiere no ver o escuchar los fallos de los demás; y si esto es inevitable, se ocupa en curarlos y reformarlos dentro de lo que está en su poder. John Milward en Ejercicios matutinos

Vers.
8. Sus propias lenguas los harán caer. Las calumnias y mentiras producirán su efecto sobre ellos mismos. Con sus propias lenguas se cortarán el cuello. C. H. S.

Un refrán común dice que «las palabras son viento»; pero son un viento que puede soplar para llevar al alma a un cielo de reposo si son santas, salutíferas, espirituales y edificantes, o bien puede llevarla al mar Muerto de la miseria eterna si son profanas, necias, espuma y sin provecho. Edward Reyner en Reglas para el gobierno de la lengua

Se asombrarán todos los que los vean.
¿A quién le gusta estar cerca de Herodes cuando los gusanos le están royendo?, ¿o en el mismo carro de Faraón cuando las olas le rodean? Los que rodean a un perseguidor poderoso y se arrastran a sus pies son los que primero le abandonan en el día de la ira. ¡Ay de vosotros mentirosos! ¿Quién deseará vuestra compañía cuando os halléis en el lago de fuego?

Vers. 9. Entonces temerán todos los hombres, y anunciarán la obra de Dios. Tan espantoso y decisivo será el derrocamiento de los malvados por el Señor que todo el mundo hablará de ello. C. H. S.

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