Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 067 Salmo 67

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 067 Salmo 67



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 067 Salmo 67

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SALMO 67

No se da nombre de autor, pero sería muy atrevido el que intentara negar que fue escrito por David.

Vers. 1. Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga; haga resplandecer su rostro sobre nosotros. El perdón del pecado siempre es el primer eslabón en la cadena de misericordias experimentada por nosotros. La misericordia es un atributo fundamental de nuestra salvación. C. H. S.

Dios perdona y luego da; hasta que no ha sido misericordioso para perdonar nuestros pecados por medio de Cristo, no puede bendecir ni mirar con agrado a los pecadores. Todos nuestros goces son bendiciones en barras de metal hasta que la gracia del evangelio y la misericordia del perdón no los acuña, los hace legítimos y los pone en circulación. Dios no puede tener buena voluntad hacia nosotros hasta que Cristo no hace la paz para nosotros. William Gurnall

Dios tenga misericordia de nosotros.
Hugo atribuye estas palabras a los penitentes; y nos bendiga, a los que empiezan en la vida cristiana; y haga resplandecer su rostro sobre nosotros, a los que han llegado o han sido santificados. Los primeros buscan el perdón, los segundos la paz justificadora, los terceros la edificación y la gracia de la contemplación. Lorinus

Vers. 2.
Para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación. A pesar de las tristes nociones de algunos, Seguimos adheridos a la creencia de que el reino de Cristo abarcará todo el globo habitable y que toda carne verá la salvación de Dios; y por esta gloriosa consumación agonizamos en la oración. C. H. S.

Por tanto, si tú continúas en tu ignorancia burda, no sabiendo ni siquiera quién es Cristo y lo que ha hecho para la salvación de los pobres pecadores, y lo que has de hacer para interesarte en El, estás muy lejos de creer. Si aún no amanece en tu alma, mucho menos se elevará en ella el Sol de justicia. William Gurnall

Tu camino;
esto es, tu voluntad, tu palabra, tus obras. John Boys

Vers. 3. Todos los pueblos te alaben. Nota el orden dulce del bienaventurado Espíritu: primero, la misericordia; luego, el conocimiento; finalmente, la alabanza a Dios. John Boys

Hay un constante curso circular en el agua que sale del mar y vuelve a él; lo mismo entre Dios y nosotros; cuanto más le alabamos, más bendiciones descienden; y cuantas más bendiciones descienden, más alabanzas ascienden; de modo que bendecimos a Dios, pero tanto como nos bendecimos a nosotros mismos. Cuando el nivel del agua está muy bajo, añadimos un poco de agua a la bomba, no para enriquecer el pozo, sino para cebar la bomba, o sea, atraer más agua hacia nosotros. Thomas Manton

Vers. 4. Alégrense y gócense las naciones. No hay nada que cree alegría tan rápidamente y con tal seguridad y permanencia como la salvación de Dios. Las naciones nunca estarán contentas mientras no sigan la guía del gran Pastor. Algunos cantan por costumbre, otros para exhibirse, otros por deber, otros por diversión; pero el cantar del corazón que rebosa de gozo y necesita hallar salida, esto es verdaderamente cantar. Naciones enteras harán lo mismo cuando Jesús reine sobre ellas en el poder de su gracia.

Vers. 6. La tierra dará su fruto; nos bendecirá Dios, el Dios nuestro. Nunca amamos bien a Dios hasta que sabemos que es nuestro, y cuanto más le amamos, más anhelamos estar plenamente seguros de que es nuestro. ¡Qué nombre más querido podemos darle que el de «Dios mío»! La esposa, en los Cantares, nunca tiene palabras más dulces que «Mi amado es mío y yo soy suya.» C. H. S.

Sean cuales sean los detalles y pasos de la obra de la redención, todos han de seguirse a su fuente original: la gracia soberana y la misericordia de nuestro Dios... La misericordia eterna, gratuita, inmutable, inagotable de nuestro Dios revelada por medio de su querido Hijo Jesucristo; éste es el manantial del bendito incremento que se predice aquí.

El orden en que es concedido este incremento puede ser considerado después. El plan divino es primero escoger a los suyos y bendecirlos y luego hacer de ellos una bendición, como vemos en Abraham, el padre de los fieles.

El mundo anhela, y aún anhelará más, un gobierno justo. El Señor ha prometido proporcionar esta necesidad natural del corazón humano, aunque El se vengue de sus enemigos endurecidos. Aun en la venida del Señor para juicio, la bondad va a triunfar finalmente sobre las naciones, de modo que estén alegres y canten de gozo.

Los hombres ahora viven sin Dios en el mundo, por muchas que sean las pruebas de su sabiduría y amor... Qué cambio cuando cada círculo social será una comunidad de santos, y todos abocados a un gran propósito: la gloria divina y la bendición los unos de los otros. Sus siervos serán distinguidos por la mucha alabanza, el mucho celo, la mucha reverencia y humildad. La fe, la esperanza y el amor se hallarán en su ejercicio más pleno. Cristo será el todo en todos, y cada potencia será consagrada a El. Este es el mejor incremento que la tierra producirá para Dios.

La perpetuidad de este incremento ha de ser añadida a esta gloria. Esto es en conformidad con la promesa hecha al Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz. Condensado de Edward Bickersteh en Conferencias de Cuaresma en Bloomsbury

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