Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 074 Salmo 74

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 074 Salmo 74



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 074 Salmo 74

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SALMO 74

Título: «Masquil de Asaf». Un Salmo instructivo por Asaf. La historia de los sufrimientos de la iglesia ha sido siempre edificante; cuando vemos en qué forma los fieles confiaron y forcejearon con su Dios en períodos de extrema dificultad, aprendemos la forma en que hemos de comportarnos nosotros bajo circunstancias similares; aprendemos, además, que cuando la prueba cae sobre nosotros no nos pasan cosas extrañas, sino que seguimos las huellas de las huestes de Dios. C. H. S.

Hay un punto singular en este Salmo que nos recuerda el Salmo 44: no hay mención de ningún pecado nacional o personal, no hay súplica de perdón; y, sin embargo, apenas puede haber duda que el escritor del Salmo, sea quien sea, tiene que haber sentido de modo tan vivo como Jeremías, Ezequiel, Daniel, o cualquier otro de los profetas de la cautividad, los pecados e iniquidades que habían traído aquel mal lamentable sobre ellos.

Pero, no obstante, a pesar de que haya reconvención, no hay queja; aunque haya lamento, no hay murmuración; hay mucho más que el grito del niño herido, que se pregunta por qué y está apenado de que el rostro de su padre se aparte de él con desagrado, y la mano del padre sea tan pesada sobre él.

O podríamos casi decir que es como el grito de uno de los mártires que se hallan debajo del altar preguntando por qué este continuo sufrimiento para los suyos, pisoteados por los merodeadores y opresores, y exclamando: «¿Hasta cuándo, oh Señor, hasta cuándo?» Y, sin embargo, es la apelación de uno que estaba todavía sufriendo y gimiendo bajo la presión de las calamidades: «¿Por qué nos has echado para siempre? No entendemos las señales; ya no hay profetas entre nosotros.» Barton Bouchier

Vers. 1.
¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? El que nos eches de Ti, en sí, ya es duro, pero cuando Tú nos echas durante tanto tiempo y nos abandonas, es más de lo que podemos resistir, es la misma miseria abismal. El pecado está generalmente implicado en las ocasiones en que el Señor esconde su faz; pidamos al Señor que nos revele la forma especial del mismo, para que podamos arrepentirnos, vencerlo y, con ello, abandonarlo. C. H. S.

¿Por qué se ha encendido tu furor contra las ovejas de tu prado?
No hay nada más soso que una oveja; simple, frugal, paciente, domesticada, prolífica, tímida, boba, útil. Por tanto, aunque se usa el nombre de la oveja aquí, se sugiere lo apremiante de la necesidad de ayuda divina y lo apropiado que el Altísimo haga de nuestra casa la suya. Lorinus

Vers. 4-7.
(La persecución bajo Antíoco, 168 a. de Jc). Ateneo se dirigió a Jerusalén, donde, con la ayuda de la guarnición, prohibió y suprimió toda observancia de la religión judía, forzó al pueblo a profanar el sábado, a comer carne de cerdo y otra comida inmunda, y les prohibió de modo expreso el rito nacional de la circuncisión. El templo fue dedicado a Júpiter Olímpico: la estatua de esta deidad fue erigida sobre parte del altar de los holocaustos, y se le ofrecían sacrificios debidamente... Un insulto final: el festival nacional de los Tabernáculos fue sustituido por las fiestas Bacanales, cuya licencia y libertinaje, cuando eran celebradas en las últimas épocas de Grecia, alarmaron la severa virtud de los romanos primitivos.

Los judíos, aunque se resistían, fueron forzados a unirse a estas orgías tumultuosas, a llevar la hiedra, la insignia del dios. La nación judía y el culto de Jehová llegó casi a un exterminio total. Henry Hart Milman en Una historia de los judíos

Vers. 5. Se parecen a los que levantan el hacha en medio de un tupido bosque. Hubo un tiempo en que los hombres adquirían renombre al talar los cedros y prepararlos para la edificación del templo; pero ahora el hacha halla otro trabajo, y los hombres se sienten orgullosos al destruir, mientras que sus padres se sentían orgullosos al erigir.

Así, en los tiempos antiguos nuestros progenitores dieron rudos golpes a los bosques del error y trabajaban de firme poniendo el hacha a la raíz de los árboles; pero, ¡ay!, los hijos parece que son no menos diligentes en destruir la verdad y derribar lo que edificaron sus padres. ¡Oh si vinieran los buenos tiempos de nuevo! ¡Oh si tuviéramos el hacha de Lutero, el hacha poderosa de Calvino! C. H. S.

Ves. 7. Han prendido fuego a tu santuario. Los que aborrecen a Dios nunca se abstienen de usar las armas más crueles. Hasta este día, la enemistad del corazón humano es tan grande como siempre, y si la providencia no lo frenara, los santos arderían como combustible para las llamas. C. H. S.

Vers. 8. Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez. La idea de Faraón era destruir la nación y ha sido un precedente para otros; con todo, los judíos sobreviven y seguirán sobreviviendo; la zarza, aunque ardía, no se consumía. Lo mismo la iglesia de Cristo ha pasado por muchos bautismos de sangre y fuego, pero brilla más después de cada uno. C. H. S.

Vers. 10. ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre? El pecador nunca deja su pecado hasta que el pecado le deja primero a él; si la muerte no pusiera límite a su pecado, nunca cesaría de pecar. Todo pecador impenitente seguiría pecando hasta los días de la eternidad si pudiera vivir los días de la eternidad. C. H. S.

¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre?
He leído que el cocodrilo sigue creciendo indefinidamente, y nunca se detiene en tanto que vive. Todo pecador habitual, si se le deja solo, es un monstruo así, haciéndose peor cada día más. Thomas Brooks

Vers. 14. Y lo diste por comida al pueblo y a las bestias. No sólo fueron las fieras las que se alimentaron de los cadáveres de los egipcios, sino que los habitantes a lo largo de las riberas despojaron sus cuerpos y se enriquecieron con el botín. Israel también se hizo rico con los restos de sus adversarios ahogados.

Con cuánta frecuencia las grandes aflicciones obran para nuestro bien perdurable. El leviatán, que nos habría devorado, es devorado él mismo, y del monstruo podemos recoger dulzura. No cedamos al temor; los males con cabeza de hidra serán vencidos, y las dificultades monstruosas serán allanadas, y todas las cosas cooperarán para nuestro bien perdurable. C. H. S.

Vers. 16. Tú estableciste la luna y el sol (la luz). La luz es la vida; el más pequeño insecto no puede vivir sin luz; incluso los ciegos reciben la seguridad de sus operaciones benignas en los miembros no relacionados directamente con la visión. La luz es orden; y su vara de mando se encarga de la separación entre la oscuridad y la claridad, cada uno según su rango.

La luz es hermosura: sea el fulgor de la luna el centelleo de las estrellas, el juego sin igual de colores en la superficie de una burbuja de jabón, juego de niños y herramienta de sabios; el rico juego de colores de la madreperla o las plumas magníficas de los pájaros.

La luz es pureza: las figuras que se hallan fuera de su rayo, se vuelven deformes y pasan a ser asiento de horror y oprobio. La luz es crecimiento: donde se halla, sabemos que la naturaleza prosigue su obra para la vida y el vigor de las criaturas; la luz da vitalidad a la savia; la luz elimina obstrucciones del camino de los agentes que estimulan el crecimiento, y, por tanto, su ausencia da lugar a formas enanas, deformes, tullidas.

La vida es salud: cuando se lanzan sus puntos claros y brillantes de acá para allá, traen consigo las bendiciones de la elasticidad y la energía, que dan plenitud del ser: que es la salud perfecta de las formas en crecimiento. Hay perfecta compatibilidad cuando las Escrituras dicen que la luz contiene, como si dijéramos, las semillas de todas las cosas, y cuando se hace que el preludio de toda la creación sean estas palabras: «Dios dijo: "Sea la luz".» E. Paxton Hood

Vers. 17. Tú trazaste todos los confines de la tierra. El hombre ha de ser ciego verdaderamente si no ve el sabio propósito del gran Autor de la naturaleza al diversificar así la superficie de la tierra. Si la tierra fuera una llanura, ¿cuánta hermosura perdería? Además, esta variedad de valles y montañas es muy favorable para la salud de las criaturas vivas, y si no hubiera montañas, la tierra estaría menos poblada de hombres y animales. Habría menos plantas, menos árboles. Nos veríamos privados de metales y minerales; los vapores no se condensarían, ni habría primavera, ni fuentes, ni ríos.

¿No hemos, pues, de reconocer que todo el plan de la tierra, su forma, su interior y su exterior, todas estas cosas están reguladas en conformidad a leyes sabias, que se combinan con miras al placer y felicidad de la Humanidad? ¡Oh Tú, supremo Autor de la naturaleza, Tú has hecho todas las cosas bien! Doquier dirijo mis ojos, tanto si penetro en el interior de la estructura del globo que Tú me has designado para habitar como si examino la superficie, por todas partes descubro marcas de sabiduría profunda y bondad infinita. Christopher Christian Sturm

Vers. 18. Y un pueblo insensato ha blasfemado tu nombre. Aquí se alega la ruindad del enemigo. Los pecadores son necios, ¿y se les ha de permitir insultar al Señor y oprimir a su pueblo? ¿Podrán los abyectos, maldecir al Señor y desafiarle a la cara? Cuando crece el error en su atrevimiento, su día está cercano y su caída cierta. La arrogancia anuncia de antemano la maduración del mal, y el próximo paso es la podredumbre. En vez de alarmarse cuando los hombres malos se vuelven peores y más audaces, de modo razonable hemos de sentirnos animados, porque la hora de su juicio evidentemente está cerca C. H. S.

Vers. 20.
El enfermo, si está en peligro de muerte, no se preocupa de sus vecinos ignorantes, pero sí de su médico hábil. El que es oprimido en su estado cuando la sentencia va contra él, no se preocupa más que del abogado o del juez. Sabemos que Dios es el que más puede ayudarnos; nuestra corrupción, pues, hace que nos preocupemos más de El si continúan nuestras tribulaciones. Francis Taylor

Crueldad.
El paganismo es cruel. No ha cambiado desde los días en que los padres sometían a sus hijos al fuego de Moloc. John Hambleton

Gran parte de este Salmo ha pasado por nuestra mente mientras contemplábamos las idolatrías de Roma (el autor visitó Roma en noviembre y diciembre Deuteronomy 1871, en tanto que esta porción del Tesoro de David estaba en progreso) y recordábamos la sangrienta persecución de los santos. ¡Oh Señor, ¿hasta cuándo seguirá todo igual hasta que te libres de estos desgraciados, los sacerdotes, y eches a la ramera de Babilonia en la zanja de corrupción? Que tu iglesia nunca cese de suplicarte hasta que sea ejecutado el juicio y el Señor se vengue del Anticristo. C. H. S.

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