Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 075 Salmo 75

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 075 Salmo 75



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 075 Salmo 75

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SALMO 75

La destrucción del ejército de Senaquerib es una ilustración notable de este canto sagrado. Un himno a Dios y un cántico para sus santos. Feliz el pueblo que, habiendo hallado un gran poeta en David, tenía un cantor casi igual en Asaf; más feliz aún, porque estos poetas no se inspiraron en la fuente de Castalia, sino que bebieron de la «fuente de toda bendición».

Vers. 1. Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos. Así como las flores sonrientes reflejan agradecidas en sus hermosos colores los diversos constituyentes de los rayos solares, lo mismo la gratitud debe brotar de nuestros corazones después de las sonrisas de la providencia de Dios. C. H. S.

Invocando tu nombre; pregonando tus maravillas.
No cantamos a un Dios escondido que duerme y deja la iglesia a su propio curso, sino a un Dios que está siempre muy cerca en los días oscuros y es una ayuda presente en la tribulación. «Cercano es su nombre.» Baal está de viaje, pero Jehová reside en su iglesia. Gloria sea al Señor, cuyos hechos de gracia y majestad perpetuos son pruebas seguras de que está siempre con nosotros, hasta el fin del mundo.

Vers. 3. Aunque se estremezca la tierra con todos sus moradores. Cuando reina la anarquía y los tiranos están en el poder, todo está revuelto, y la disolución amenaza todas las cosas, los gobiernos se derriten como cera; pero incluso entonces el Señor sostiene el derecho.

Yo sostengo sus columnas. Así que no hay motivo para temer. En tanto que las columnas se mantengan firmes, y lo harán porque Dios las sostiene, la casa no será hundida por la tempestad. En el día en que aparecerá el Señor habrá una disolución general, pero en aquel día nuestro Dios del pacto será nuestro apoyo y nuestra confianza. C. H. S.

Vers. 4. Necios. Los impíos son necios espirituales. Si uno tuviera un hijo muy hermoso pero fuera un necio, el padre no sacaría mucho gozo de él. La Escritura considera al pecador vestido con la capa de un insensato; y permitidme que os diga: mejor es un necio falto de razón que un necio falto de gracia; éste es el necio del diablo (Proverbios 14:9).

¿No es un necio el que rehúsa una porción tan rica? Dios ofrece a Cristo y la salvación, pero el pecador rehúsa esta porción: «Israel no me quiso obedecer» (Salmo 81:11). ¿No es un necio el que prefiere una asignación a una herencia? ¿No es un necio el que atiende a su parte mortal y descuida su parte angelical? Como si uno pintara la pared de su casa y dejara que se pudriera la madera de su armazón. ¿No es un necio el que da su alma para alimentar al diablo?

Como el emperador que dio un faisán para comer a su león, ¿no es un necio el que prepara un lazo para sí mismo? (Proverbios 1:18). ¿Quién prepara su propia vergüenza? (Habacuc 2:10). ¿Quién ama a la muerte? (Proverbios 8:36). Thomas Watson

Vers. 5. No habléis con cerviz erguida. La impudencia delante de Dios es locura. La cerviz erguida del orgullo insolente con seguridad provocará su destrucción. Los que llevan las cabezas erguidas hallarán que serán elevados un poco más, como Amán, sobre la horca que había preparado para un hombre justo.

¡Silencio, tú que te jactas neciamente! ¡Silencio!, o Dios te dará la respuesta. ¿Quién eres tú, gusano, para que puedas objetar con arrogancia contra las leyes de tu Hacedor y contra sus verdades? ¡Cállate, charlatán vanidoso, o la venganza te pondrá en silencio para tu confusión eterna! C. H. S.

Vers. 6. Porque ni del oriente ni del occidente, ni del desierto viene el enaltecimiento. Los hombres olvidan que todas las cosas son ordenadas en el cielo; ven sólo la fuerza humana, la pasión carnal, pero el Señor invisible es más real que éstas. El, está obrando detrás y dentro de la nube. Los insensatos sueñan que El no existe, pero El está cerca ahora mismo, y camino de traer la copa de la venganza que hará tambalear a sus enemigos. C. H. S.

Un hombre impío es como el desierto de Arabia, que no aprovecha para nada a sí mismo o a sus vecinos; como las arenas siempre en movimiento, lanzadas de acá para allá por sus propias pasiones y calentadas por los soles de la turbulencia, la voluntad propia, la temeridad, es un desierto y un lugar desolado al que Dios no va a conceder la luz de su semblante para mejorarlo. Condensado de un sermón de Gregory Bateman

Vers. 7. Sino de Dios que es el juez. Incluso ahora Él está juzgando. Su asiento no está vacío; su autoridad no ha abdicado; el Señor reina para siempre.

A éste humilla, y a aquél enaltece. Los imperios suben y se desmoronan a sus órdenes. Un calabozo aquí, y allí un trono, su voluntad los asigna. Asiria cede a Babilonia, y Babilonia a los medos. Los reyes son títeres en su mano; sirven su propósito cuando se levantan y cuando caen.

Cierto autor ha publicado una obra llamada Juegos de bolas históricos, un nombre apto para mostrar desprecio hacia todos los grandes de la tierra. Sólo Dios existe; todo el poder le pertenece; todo lo demás es sombra, que viene y va, insustancial, nebuloso, hecho de sueños. C. H. S.

Vers. 8. Lleno de drogas. Está mezclado con la ira de Dios, la malicia de Satanás, la angustia del alma, la hiel del pecado, las lágrimas de la desesperación. «La copa es amarga, llena de aflicción», dijo Agustín; los fieles a veces prueban el borde y gustan la amargura, pero entonces de súbito es quitada de sus labios; no obstante, los infieles beberán hasta las heces y es en extremo venenosa. Thomas Adams

Hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra.
Tienen que beberlo, para siempre, hasta el fondo donde hay las heces de la condenación profunda. ¡Oh, qué angustia y dolor el día de la ira!

Observa bien que es para todos los inicuos; todo el infierno para los malvados; las heces, la amargura, la ira. La justicia es evidente, pero, sobre todo, el terror se extiende una noche negra sin una estrella. ¡Oh, felices los que beben la copa de la aflicción piadosa y la copa de salvación; éstos, ahora despreciados, serán envidiados por los mismos que ahora les pisotean. C. H. S.

No Sólo tienen la copa, sino las heces de la copa, esto es, lo peor de la misma; porque tal como en la buena copa lo más profundo es lo más dulce, así en la amarga su fondo es lo más amargo de ella. Joseph Caryl

Esta oda memorable puede ser cantada en tiempos de gran depresión, cuando la oración ha cumplido su misión y llevado su mensaje al propiciatorio, y cuando la fe está esperando la rápida liberación. Es un cántico para el segundo adviento: «Con referencia a la proximidad del Juez con la copa de la ira». C. H. S.

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