Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 086 Salmo 86

Online Resource Library

Commentary Index | Return to PrayerRequest.com | Download

Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 086 Salmo 86



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 086 Salmo 86

Other Subjects in this Topic:

SALMO 86

Título: «Oración de David.» Tenemos aquí uno de los cinco Salmos titulados «Tefilás», u oraciones. Este Salmo consiste en alabanza así como en oración, pero cada una de sus partes es dirigida directamente a Dios de tal forma que puede ser llamado apropiadamente «una oración». Y es una oración, además, porque hallamos en toda ella vetas de alabanza. Este Salmo parece haber sido conocido especialmente como la oración de David, tal como el diecinueve es «la oración de Moisés».

En este Salmo ocurre con mucha frecuencia el nombre de Dios. A veces es Jehová, pero más comúnmente Adonai, nombre que los copistas judíos, según muchos entendidos, escribían en lugar de Jehová, el título más sublime, impulsados a hacerlo por un temor supersticioso; nosotros, que no nos hallamos bajo este temor supersticioso, nos regocijamos en Jehová nuestro Dios. Es singular que los que temían hasta tal extremo a su Dios que no se atrevían a escribir su nombre, tuvieran tan poco temor piadoso que se atrevieran a alterar su Palabra. C. H. S.

Cristo está hablando en todo el Salmo. Todas las palabras son dichas exclusivamente por Cristo, que es a la vez Dios y hombre. Psalt. Cassiodori

En este Salmo, Cristo, el Hijo de Dios y el Rijo del hombre, Dios con el Padre, y hombre con los hombres, a quien presentamos nuestras oraciones como Dios, está orando en forma de un siervo. Porque El ora en favor nuestro, y ora en nosotros, y nosotros oramos a El. El ora por nosotros como nuestro Sacerdote. Ora en nosotros como nuestra Cabeza. Nosotros oramos a El como nuestro Dios. Psalt. de Pedro Lombardo

Vers. 1. Inclina, oh Jehová, tu oído, y escúchame. Sé condescendiente a mi insignificancia, y ten piedad de mi debilidad, e «inclina tu oído, oh Señor». Cuando nuestras oraciones son humildes a causa de nuestra pequeñez, o débiles por razón de nuestra debilidad, o sin alas a causa de nuestro abatimiento, el Señor se inclina hacia ellas; Jehová, infinitamente enaltecido, les presta atención.

Porque estoy afligido y menesteroso. De todos los pecadores despreciables, los peores de todos son los que usan el lenguaje de la pobreza espiritual, cuando se creen ellos mismos ser ricos y en posesión de bienes.

Vers. 2. Guarda mi alma, porque soy piadoso; salva tú, oh Dios mío, a tu siervo que en ti confía. Para que nadie crea que David confiara en su propia piedad y santidad, inmediatamente declara su confianza en el Señor y pide ser salvado porque no es santo ni perfecto, sino que necesita los primeros rudimentos de la salvación. C. H. S.

Los que son santos no confían en sí mismos o en su propia justicia, sino sólo en Dios y en su gracia. Matthew Henry

Vers. 4. Ante ti, oh Señor, levanto mi alma. Como el girasol busca en el sol su sonrisa, así vuelvo yo mi corazón hacia Ti. Tú eres como la serpiente de metal para mi naturaleza enferma, y a Ti levanto los ojos, para poder vivir. Sé que cuanto más cerca me halle de Ti más grande será mi gozo; por tanto, complácete en acercarme a Ti, en tanto que yo procuro acercarme yo mismo.

No es fácil levantar un alma; para hacerlo se necesita un brazo más fuerte que para dar vuelta al cabrestante cuando el corazón entra en el fondo cenagoso del abatimiento; menos fácil aún es levantar un alma al Señor, porque el peso es tremendo y la altura considerable; pero el Señor se hará cargo de la voluntad que ponemos y vendrá con su mano de gracia todopoderosa a levantar a su pobre siervo de la tierra y elevarlo al cielo. C. H. S.

Si guardas trigo en el sótano, para que no se pudra lo sacarás y lo llevarás a una habitación más alta y seca. ¿Trasladarías el trigo y permites que tu corazón se pudra en el suelo? ¿No quieres llevarlo más arriba, no quieres levantar tu corazón al cielo? ¿Cómo puedo hacerlo?, dices. ¿Con qué cuerdas lo haré? ¿Con qué máquinas? ¿Con qué escaleras? Tus afectos son los peldaños; tu voluntad el camino. Al amar, asciendes; al descuidar, desciendes.

Con los pies en la tierra, te hallas en el cielo si amas a Dios. Porque el corazón no se levanta del mismo modo que el cuerpo: el cuerpo es elevado cuando cambias el lugar en que se halla; para elevar el corazón basta con cambiar la voluntad. Agustín

Vers. 6. Escucha, oh Jehová, mi oración, y está atento a la voz de mis ruegos. Aquí hay repeticiones, pero no son repeticiones vanas. Cuando el niño llora, repite la misma nota, pero pone en ello todas sus fuerzas, y lo mismo vemos aquí con el que está suplicando. C. H. S.

Vers. 7. En el día de mi angustia te invocaré, porque tú me responderás. No hay razón alguna para orar si no hay expectativa de que el Señor conteste. ¿Quién rogaría al viento o hallaría solaz suplicando a las olas? El propiciatorio es una burla si no hay en él quien escuche. David, según muestran los versículos siguientes, creía que el Señor es un Dios vivo y poderoso, y en realidad que no había «ninguno como El», y era por ello que había decidido invocarle en el día de la angustia. C. H. S.

Vers. 8
. Ni obras que igualen tus obras. ¿Qué es lo que han hecho o deshecho los dioses falsos? ¿Qué milagros pueden atribuírseles? ¿Cuándo dividieron el mar o esparcieron pan desde el cielo en medio del desierto? Oh Jehová, en tu persona y en tus obras Tú eres tan superior a todos los dioses como los cielos están por encima del abismo más profundo. C. H. S.

Vers. 10. Sólo tú eres Dios. Sólo Tú existías antes que las criaturas; sólo en la Deidad eres Tú ahora que has dado vida a miríadas de seres; sólo serás Tú para siempre, porque ninguno puede rivalizar contigo. La verdadera religión no admite componendas; no admite que Baal o Dagón sean un Dios; es exclusivista y monopoliza, afirmando que todo le pertenece a El.

La decantada actitud liberal de ciertos pensadores modernos no es cultivada por los creyentes en la verdad. «La amplitud filosófica» intenta edificar un Panteón y amontona un Pandemónium; no seremos nosotros quienes contribuiremos a esta obra vil. C. H. S.

Vers. 11. Enséñame. Está de moda, hoy día, hablar de la «ilustración» del hombre y representar la naturaleza humana como intentando levantarse bajo su carga, esforzándose hacia el conocimiento de la verdad; esto no es cierto, y siempre que hay un esfuerzo así en la mente no iluminada por el Espíritu, va dirigido hacia Dios como un Ser moral y no como un Ser espiritual. El hombre no enseñado por el Espíritu Santo puede anhelar conocer un Ser moral, pero no tiene deseos de conocer un Ser espiritual. John Hyatt

Caminaré yo en tu verdad.
Conforme a la Escritura. Vivamos vidas en conformidad con la Escritura. ¡Oh, si los otros pudieran leer la Biblia impresa en nuestras vidas! Haz lo que manda la Palabra. La obediencia es una manera excelente de hacer comentarios sobre la Biblia.

Que la Palabra sea la esfera del reloj de sol de nuestra vida. ¿En qué somos mejores al tener las Escrituras, si no dirigimos todas nuestras palabras y acciones en conformidad con ella? ¿Qué ventaja tiene el carpintero en poseer una regla, si la echa a un lado y no la usa para medir o escuadrar? ¿En qué somos mejores al poseer la regla de la Palabra, si no hacemos uso de ella y no regulamos nuestras vidas por medio de ella? Thomas Watson

Vers. 12. Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón. Cuando mi corazón no esté dividido, te lo entregaré por entero. No hay que rendir alabanza a menos que sea con todo nuestro corazón, alma y fuerzas, pues de otro modo no será ni real ni aceptable. C. H. S.

Vers. 13. Y has librado mi alma de las profundidades del Seol Hay algunos en vida, hoy día, que pueden usar estas palabras sin fingimiento, y el que está escribiendo estas líneas confiesa humildemente que es uno de ellos. Abandonado a mí mismo para dar rienda suelta a mis pasiones, o precipitándome con mi vehemencia natural, y desafiando al Señor con la temeridad de la inconsciencia, ¿qué candidato más apropiado para el profundo abismo seria a estas horas?

Para mi sólo había una alternativa: la gran misericordia o el abismo más profundo. Con todo mi corazón puedo cantar y canto: «Tu misericordia es grande para conmigo, y has librado mi alma de las profundidades del Seol.» C. H. S.

Vers. 16. Mírame, y ten compasión de mí. Que algunos se esfuercen por deducir argumentos de sus propios méritos presentes; mi alma lo hará de las misericordias antiguas de Dios. Tú, oh Señor, me hiciste bueno y me restauraste cuando era malo; por tanto, ten misericordia de mi, miserable pecador, y dame tu salvación.

En esto afianzaba Pablo su seguridad; porque el Señor había estado junto a él, y le había librado de la boca del león; por tanto, el Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su reino celestial (2.! Timoteo 4:17, 18). Thomas Adams

***