Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 113 Salmo 113

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 113 Salmo 113



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 113 Salmo 113

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SALMO 113



Éste es un Salmo de pura alabanza, y hay en él poco que requiera exposición; un corazón fervoroso lleno de adoración por el Altísimo comprenderá muy bien este himno sagrado. Su tema es la grandeza y bondad condescendiente del Dios de Israel, según se muestra al levantar al necesitado de su condición caída. Puede ser apropiado cantarlo en la iglesia durante un período de avivamiento después de que ha pasado por un período de decaimiento. Con este Salmo empiezan las «Aleluyas» (Hallel de los judíos) que eran cantadas en las fiestas solemnes; por tanto, lo llamaremos «El comienzo de las Hallel».



Vers. 1. Alabad al Señor. (O sea «Aleluya», «alabad a Jehová».) La alabanza es una ofrenda esencial en todas las fiestas solemnes del pueblo de Dios. La oración es la mirra y la alabanza es el incienso, y los dos deben ser ofrecidos al Señor. ¿Cómo podemos orar pidiendo misericordia para el futuro si no bendecimos a Dios por su amor en el pasado? Si los propios siervos de Dios, no le alaban, ¿quién lo hará? Sois un pueblo que estáis muy cerca de El y deberíais sentir la gratitud en lo profundo del corazón. En tanto que eran esclavos de Faraón, los israelitas gemían y suspiraban por causa de su servidumbre; pero ahora que han pasado a ser siervos del Señor, habían de expresarse en cánticos de gozo. El nombre de Jehová es usado tres veces en este Salmo, y esto lo podemos considerar, los que entendemos la doctrina de la Trinidad en la unidad, como una alusión velada al santo misterio. Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean alabados como el Unico, vivo y verdadero Dios. C. H. S.



La Hallel es repetida. Esta repetición no deja de tener significado. Su propósito es despertarnos de nuestro torpor. Todos somos demasiado lentos y remisos en considerar y alabar las bendiciones de Dios.



Hay necesidad, pues, de estos estímulos. Luego esta repetición significa asiduidad y perseverancia en hacer resonar las alabanzas de Dios. No es suficiente alabar a Dios de vez en cuando, sino que sus alabanzas deben ser cantadas siempre en la Iglesia. Mollerus



Siervos de Jehová. Todos los hombres tienen este deber hacia Dios, por ser obra de sus manos; los cristianos, por encima de los demás, por ser las ovejas de su prado; los predicadores de la Palabra, más que los otros cristianos, por ser pastores de sus ovejas, y, por tanto, ejemplos en la palabra, en la conducta, el amor, el espíritu, la fe y la pureza (1ª Timoteo 4:12). John Boys



Vers. 2. Sea el nombre de Jehová bendito. Al mencionar el nombre, el Salmista quiere enseñarnos a bendecir cada uno de los atributos del Altísimo, que son como las letras de su nombre; no discutiendo su justicia o su severidad, no temiendo servilmente su poder, sino aceptándole según le hallamos revelado en la palabra inspirada y en sus propios actos, y amándole y alabándole como tal. No hemos de dar al Señor un nuevo nombre ni inventar una nueva naturaleza, porque esto sería establecer un falso dios. C. H. S.



Que el hombre, pues, estimule su alma a concebir (no decimos expresar, porque es imposible) la inmensa deuda de gratitud que le debe, el cual, con su bondad creadora, nos llamó de la nada para hacernos partícipes de la razón, y aun compartir la inmortalidad con El. En todo el alcance del lenguaje, ¿qué palabra es bastante expresiva para describir la negra ingratitud del hombre que es indiferente a la bondad de su Creador y a las misericordias de Cristo? Jeremiah Seed



Desde ahora y para siempre. Los siervos del Señor han de cantar sus alabanzas en esta vida hasta el fin del mundo; y en la vida venidera, para siempre jamás.



Vers. 3. Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová. Es una maravilla de misericordia que el sol se levante sobre los hijos de los hombres rebeldes, y prepare para los que no lo merecen las estaciones fructíferas y los días placenteros; alabemos al Señor de todos por este prodigio de bondad. De hora en hora renovemos el canto, porque cada momento trae su misericordia. C. H. S.



Vers. 5. ¿Quién como Jehová nuestro Dios? No hay, respuesta para esta pregunta incisiva. Nadie puede compararse con El un solo instante; el Dios de Israel no tiene paralelo; nuestro Dios en el pacto es único, y nadie puede comparársele. Aun aquellos a los cuales Él ha hecho a su semejanza en algunos aspectos no son como El en la Deidad, porque sus atributos divinos son, muchos de ellos, incomunicables e inimitables. C. H. S.



La naturaleza del amor hace que prefiramos a aquella persona a la que amamos a todas las demás, y preguntemos: «¿Quién es como mi amado?» No hay en el mundo su igual. Así piensa siempre el amor de uno que, en muchas cosas, es inferior a muchos otros en realidad; porque en los asuntos humanos el juicio del amor es ciego.



Pero aquellos que aman al Señor su Dios, aunque ardan en intenso amor por El y pregunten: «¿Quién es como el Señor nuestro Dios?», en este asunto no se equivocan, sino que tienen razón del todo. Porque no hay otro ser, en el cielo o en la tierra, que pueda, en modo alguno, ser comparado al Señor Dios. Incluso el mismo amor no puede concebir, pensar o hablar, con respecto a Dios a quien amamos, según realmente es. Wolfgang Musculus



Vers. 6. Que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra. El que habita en tales alturas que incluso para observar las cosas celestiales tiene que humillarse. Tiene que inclinarse para observar los cielos y ver lo que hacen los ángeles. Cuál será, pues, su condescendencia, siendo así que observa al más humilde de sus siervos sobre la tierra, y hace que canten de gozo, como María, que dijo: «Tú has considerado el humilde estado de tu sierva.» C. H. S.



¡Qué cosa ver al gran Rey del cielo inclinándose desde su altura y condescendiendo a ofrecer términos de reconciliación a sus rebeldes criaturas! ¡Ver a la Majestad ultrajada, solicitando a los ofensores a que acepten el perdón! ¡Ver a Dios persuadiendo c9n tanto ahínco e insistencia, suplicando a los hombres que vuelvan a El como si su misma vida fuera ligada a la de ellos, y su propia felicidad dependiera de la de ellos!



¡Ver al adorable Espíritu de Dios, con infinita paciencia y longanimidad, sometiéndose al desprecio e insultos de mortales pecadores y despreciables como somos nosotros! ¿No es esto asombroso? Valentine Nalson



Vers. 7. Él levanta del polvo al, pobre. Cuando no hay otra mano excepto la suya que puede ayudar, El interviene y la tarea queda hecha. Vale la pena el ser despreciado para ser levantado divinamente del polvo. C. H. S.



Quizás uno de los modos más interesantes de ver el cristianismo que podemos adoptar es su adaptación maravillosa a las características y circunstancias de los pobres. ¡Qué oportunidad proporciona para la manifestación de las gracias del Santo Espíritu! ¡Qué fuentes de consuelo abre para suavizar las tribulaciones de la vida, y con qué frecuencia, al escoger los pobres, ricos en fe, para hacerlos herederos de su reino, exalta Dios a los pobres desde el polvo y a los necesitados desde sus miserias! Richard Watson



Y al menesteroso alza del muladar. En el cual se halla como un desecho tirado para que se pudra, olvidado sin compasión. ¡Qué gran descenso desde la altura de su trono a un muladar! ¡Qué maravilloso el poder que se ocupa de alzar a los pobres de la suciedad en que yacen! Porque los levanta del muladar, no desdeñando buscarlo de entre las cosas desechadas de la tierra, para que por medio de ellos pueda reducir a la nada a los grandes y echar desprecio sobre las glorias humanas.



¡Qué muladar era aquel en que estábamos echados por naturaleza! ¡Qué masa de corrupción en nuestro estado original! ¡Qué montón asqueroso el que habíamos acumulado con nuestras vidas pecaminosas! Nunca nos habríamos elevado de un lugar así por nuestros propios esfuerzos; era un sepulcro en el cual veíamos corrupción y éramos como cadáveres.



Los brazos que nos levantaron eran todopoderosos, y están levantándonos todavía, y nos levantarán a la perfección del mismo cielo. Alabado sea el Señor. C. H. S.



Gedeón se hallaba en la era trillando, Saúl buscando las asnas, y David apacentando las ovejas; los apóstoles pescaban y fueron enviados a ser «pescadores de hombres». El tesoro del evangelio está puesto en vasos de arcilla, y lo débil y necio del mundo es cambiado en predicadores del evangelio, para confundir a los «sabios y poderosos» (lª Corintios 1:27, 28), para que la excelencia del poder pueda ser de Dios, y todos puedan ver que el ascenso viene de El. Matthew Henry



Dios mira desde su trono majestuoso sobre ti. En medio de la infinita variedad de sus obras, no eres pasado por alto. En medio de los nobles servicios de diez mil veces diez mil santos y ángeles, ni una de tus oraciones fervientes y humildes gemidos escapa de su oído. Job Orton



El Dios Omnipotente no puede mirar por encima de Él, porque no tiene superior, ni alrededor, porque no tiene igual; mira hacia abajo; y, por tanto, cuanto más bajo está el hombre, más cerca de Dios; El resiste a los soberbios y da gracia a los humildes (1! Pedro 5:5). John Boys



Estos versículos son tomados casi palabra por palabra de la oración de Ana (10 Samuel 2:8). La transición a «pueblo» es natural; Ana, considerándose al final como un tipo de la iglesia, con la cual cada individuo entre los israelitas se sentía más íntimamente unido de lo que ocurre entre nosotros, saca de la salvación impartida a ella perspectivas gozosas para el futuro. E. W. Hengstenberg



Vers. 9. Él hace habitar en una casa a la estéril, gozosa ya en ser madre de hijos. El intenso deseo de los orientales de tener hijos hacía que el nacimiento de un hijo o hija fuera saludado como el mayor de los favores, en tanto que la esterilidad era considerada como una maldición; por ello, este versículo está colocado al final como una corona del resto y para servir como un punto culminante de la historia de la misericordia de Dios.



Y esto no es todo; cada creyente en el Señor Jesús debe haber lamentado, a veces, su propia infructuosidad; ha resultado ser un árbol que no da fruto para el Señor, y, con todo, cuando ha sido visitado por el Espíritu Santo, ha visto súbitamente que era como la vara de Aarón: floreció y produjo almendras.



O nos hemos dado cuenta de que cuando nuestro corazón ha hecho lugar para el Salvador, nuestras gracias se han multiplicado como si nos hubieran llegado varios hijos en un solo nacimiento, y nos hemos gozado sobremanera en el Señor. Entonces nos hemos maravillado de que el Señor, que habita en las alturas, se haya dignado visitarnos a nosotros, pobres criaturas. C. H. S.



Los judíos han transmitido la tradición de que este Salmo, y los que siguen hasta el ciento dieciocho, eran cantados por Pascua, y los denominaban «La gran Hallel». Esta tradición muestra, en todo caso, que los judíos antiguos consideraban estos seis Salmos relacionados de alguna forma. A. A. Bonar



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