Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 121 Salmo 121

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 121 Salmo 121



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 121 Salmo 121

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SALMO 121



Título: Es un canto del soldado, así como un himno de viajeros. Hay un ascenso en el mismo Salmo, que se levanta a la mayor elevación de confianza sosegada. C. H. S.



El Salmo: Se dice que Mr. Romaine leía este Salmo cada día; y, sin duda, cada una de sus palabras es apropiada para animar y fortalecer nuestra fe y esperanza en Dios. Samuel Eyles Pierce



Vers. 1. Alzaré mis ojos a los montes, de donde vendrá mi socorro (antigua versión). El santo que canta aquí ya no mira a los calumniadores que le atormentaban, sino al Señor, que lo vio todo desde las alturas y estaba dispuesto a derramar socorro a este siervo ultrajado. C. H. S.



Vers. 2. Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. Antes destruirá el cielo y la tierra que permitir que sea destruido su pueblo, y las mismas colinas perpetuas se inclinarán antes que El fracase, cuyos caminos son eternos. Hemos de mirar más allá del cielo y de la tierra hacia El, que los hizo a los dos; es vano confiar en las criaturas; es sabio confiar en el Creador. C. H. S.



Vers. 3. No dejará que tu pie titubee. Entre las colinas y barrancos de Palestina, el poder mantener el pie firme no es fácil; pero en los caminos resbaladizos de una vida atribulada y afligida, el poder ser sostenido es de un valor inapreciable, porque un solo paso falso podría ser causa de una caída peligrosa. C. H. S.



Ni se dormirá el que te guarda. Dios es el que guarda a sus santos. Cuando nos despiertan los peligros estamos seguros, porque el que nos preserva está despierto también y no permitirá que seamos atrapados desprevenidos. Ni la fatiga ni el agotamiento pueden hacer que nuestro Dios se duerma; sus ojos en vela nunca se duermen. C. H. S..



Vers. 3-8. Los montes eternos se mantienen firmes, y sentimos que, como el monte de Sión, no podemos ser removidos, sino que permanecemos para siempre; pero el paso del hombre, ¡qué débil es en sí mismo, y qué propenso a tropezar incluso por un guijarro en el camino! No obstante, este pie está tan firme e inconmovible bajo la protección de Dios como los mismos montes. Barton Bouchier



Vers. 3, 4. Cuenta una historia oriental que una pobre mujer fue al sultán un día y pidió compensación por la pérdida de cierta propiedad. «¿Cómo la perdiste?», preguntó el monarca. «Me dormí», fue la respuesta, «y el ladrón entró en mi casa». «¿Por qué te dormiste?» «Me dormí porque creía que tú estabas despierto». El sultán, complacido por la respuesta de la mujer, ordenó que se le restituyera la posesión perdida.



Pero aunque sólo sea una ficción legal, lo que es cierto de los gobiernos humanos, que nunca duermen, es cierto del modo más absoluto con referencia al gobierno divino. Podemos dormir seguros, porque nuestro Dios está siempre despierto. N. Mcmichael



Vers. 4. El que guarda a Israel no dormirá ni se adormecerá. Es necesario, observa san Bernardo, que «El que guarda a Israel no duerma ni se adormezca, porque el que ataca a Israel ni duerme ni se adormece. Y como el uno está cuidando de nosotros, el otro está intentando matarnos y destruirnos, y su intento es que el que se ha desviado, nunca vuelva al camino. Neale Y Littledale



Hace varios años, el capitán D. estaba al mando de un barco que navegaba desde Liverpool a Nueva York, y en este viaje llevaba a toda su familia a bordo.



Una noche, cuando todo el mundo dormía, inesperadamente empezó a soplar un fuerte viento que, alborotando el mar, dio además contra el barco e hizo que se inclinara de un modo alarmante, sacudiendo y derribando todo cuanto había suelto.



Todos en el barco despertaron alarmados y, saltando de sus cabinas, empezaron a vestirse, para estar preparados en caso de emergencia.



El capitán D. tenía una hijita de ocho años, que, naturalmente, se despertó con el resto. «¿Qué pasa?», preguntó asustada. Le dijeron que una tormenta súbita estaba zarandeando el barco. «¿Está mi padre en la cubierta?», preguntó. «Sí, tu padre está en la cubierta», le contestaron. La niña volvió a poner la cabeza sobre la almohada sin temor, y al poco estaba durmiendo otra vez a pesar del viento y las olas. The Biblical Treasury



Vers. 5. Jehová es tu guardián. ¡Qué mina de significado tenemos aquí!; es oro puro, y cuando sea acuñada con el nombre del Rey, bastará para pagar todos nuestros gastos desde el nacimiento en la tierra hasta nuestro reposo en el cielo. Aquí hay una persona gloriosa: Jehová, que asume el cargo y lo cumple en persona. Jehová es tu guardián, en favor de ciertos individuos -tú-, y una firme seguridad de revelación que es válida incluso en este momento: Jehová es tu guardián. ¿Podemos apropiamos la declaración divina? Si es así, podemos seguir adelante hacia Jerusalén y no tenemos que temer; sí, podemos viajar por el valle de sombra de muerte sin temer mal alguno. C. H. S.



Guardián. Sombra. Los títulos de Dios son virtualmente promesas: es llamado sol, escudo, torre fuerte, escondedero, porción. Los títulos de Cristo: luz del mundo, pan de vida, camino, verdad y vida; los títulos del Espíritu: Espíritu de Verdad, Santidad, Gloria, gracia, suplicación, sello, testigo; la fe puede sacar tanto de ellos como de las promesas. ¿Es el Señor un sol? Entonces, me influenciará, etc. ¿Es Cristo la vida? Entonces, me vivificará, etc. David Clarkson



Tu sombra a tu mano derecha. Esto es, siempre presente; o, como traduce la versión árabe judía: «Más cercana que tu sombra de tu mano derecha.» Thomas Fenton



Vers. 6. Ni la luna, de noche. En los cielos sin nubes del Oriente, en que la luna brilla con gran claridad, sus efectos sobre el cuerpo humano pueden ser perjudiciales. Los habitantes de estos países toman medidas de precaución para no exponerse en exceso a su influencia.



Como duermen mucho al aire libre, tienen cuidado en cubrirse bien la cabeza y la cara. Se ha demostrado, sin lugar a dudas, que la luna afecta tanto como el sol y puede causar ceguera durante un tiempo, y aun deformación de los rasgos faciales.



Los marineros conocen este hecho; y un oficial naval refiere que con frecuencia, cuando navegaba entre los trópicos, veía a los capitanes de navío despertar a los jóvenes que se habían quedado dormidos bajo la luna. En realidad presenció más de una vez los efectos del equivalente a una «insolación» causada por la luna, en que la boca se desviaba a un lado y la vista quedaba dañada durante un tiempo. Su opinión era que, con la larga exposición, incluso la mente podía quedar afectada gravemente. Se supone que los pacientes que sufren de fiebre y otras dolencias están afectados por este satélite, y los naturales de la India afirman que mejoran o empeoran según sus cambios. C. H. S.



Vers. 7, 8. La frase es explícita, pero, estando sometida a tantas controversias, es preferible no extraer de unas pocas palabras una doctrina, sino buscarla a conciencia por toda la Escritura. En este caso se trata de la providencia de Dios. Entonces esta doctrina: «Que Dios siempre está guardándonos», puede arraigar profundamente en nuestros corazones; de modo que, dependiendo sólo de su vigilancia, podemos decir adiós a todas las confianzas vanas del mundo. Juan Calvino



Vers. 8. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre. Tenemos la frase «Jehová te guardará» tres veces, como si la sagrada Trinidad sellara la Palabra para hacerla segura: ¿No debería eliminar nuestros temores esta triple promesa, como tres flechas a un mismo blanco? ¿Qué ansiedad puede persistir después de ella?



Nadie está tan seguro como aquel a quien Dios guarda; nadie está en tal peligro como el que se guarda a sí mismo. C. H. S.



Desde ahora y para siempre. No me ha conducido tan tiernamente hasta aquí para olvidarme a la misma entrada de la puerta del cielo. Adoniram Judson



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