Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 122 Salmo 122

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 122 Salmo 122



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 122 Salmo 122

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SALMO 122



Título y tema: David lo escribió para que lo cantara el pueblo cuando ascendía a las fiestas santas en Jerusalén. Cuando se hallaban dentro de las tres murallas, todas las cosas alrededor de los peregrinos contribuían a explicar las palabras que cantaban dentro de estas murallas seguras. Una voz dirigía el Salmo con su personal «Yo», pero diez mil hermanos y compañeros se unían al primer músico y entonaban el coro del refrán. C. H. S.



El Salmo: Foxe, en sus Acts and Monuments, refiere de Wolfgang Schuch, el mártir de Lotarengo, en Alemania, que al oír la sentencia de que iba a ser quemado, empezó a cantar el Salmo ciento veintidós.



Vers. 1. Me alegré cuando me dijeron: A la casa de Jehová iremos. Los hijos buenos se alegran al ir a casa, y al oír a sus hermanos y hermanas que los llaman alíL El corazón de David se gozaba en el culto a Dios, y se deleitaba cuando encontraba a otros que le invitaban a ir allí donde había ya sus deseos: estimula el ardor del más ardiente el oír a otros que le invitan a cumplir un deber santo. C. H. S.



Gregorio Nazianceno escribe que su padre era un pagano, y que instándole su esposa para que se hiciera cristiano, en un sueño se le presentó este versículo, y esto le conmovió en gran manera. John Trapp



Vers. 2. Ya se posan nuestros pies dentro de tus puertas, oh Jerusalén. El Dr. Clarke, en la relación de sus viajes, habla de los compañeros que se dirigían con él hacia Jerusalén; describe la procesión que formaban y dice que era muy larga. Después de subir durante un prolongado trayecto por las crestas de las colinas camino de la ciudad, los que iban delante por fin llegaron a la cima de la última colina y contemplaron la ciudad y, extendiendo los brazos y gesticulando con gozo, exclamaron: «¡La Ciudad Santa! ¡La Ciudad Santa!», y se postraron y adoraron, en tanto que los que seguían detrás se apresuraban a avanzar para verlo.



Así el cristiano moribundo, cuando llega a la última cumbre de la vida y su vista se extiende y empieza a ver la ciudad celestial, puede gritar de gozo al ver su gloria, e incitar a los que siguen detrás a acercarse para verla. Edward Payson



¡Oh, Jerusalén! El Sol de justicia ha venido acercándose gradualmente, y apareciendo más grande y más brillante a medida que se acerca, y ahora llena todo el hemisferio; derramando un río de gloria, en el cual me parece que estoy flotando como un insecto en los rayos del sol; Exultando, casi temblando, en tanto que miro su deslumbrante resplandor y me pregunto con inefable asombro por qué se digna Dios brillar así sobre un gusano lleno de pecado. Edward Payson



Vers. 3. Jerusalén, que está edificada como una ciudad de un conjunto perfecto. No hay gozo alguno en una iglesia que está dividida por disensiones internas; el gozo de los santos es despertado por el estar unidos en amor, en la unidad de fe; estarían muy tristes si vieran la iglesia como una casa dividida contra sí misma. Algunos cuerpos de cristianos parecen fragmentarse periódicamente, y ningún hombre piadoso puede estar contento cuando se halla en un lugar en que tienen efecto las crisis y explosiones; allí no suben las tribus, porque la contienda y la discordia no son fuerzas que atraigan. C. H. S.



Jerusalén. No importa lo malo o degradado que haya sido un lugar en tiempos antiguos; cuando es santificado por el uso y servicio de Dios, pasa a ser honorable. Jerusalén era antiguamente Jebus, un lugar en que los jebusitas cometieron sus abominaciones y donde había todas las miserias que sufren los que se apresuran hacia otro dios. Pero ahora, desde que ha sido dedicada al servicio de Dios, es una ciudad: «un conjunto perfecto», «el gozo de toda la tierra». William S. Plumer



Vers. 6. Pedid por la paz de Jerusalén. Cuando los metodistas wesleyanos abrieron una capilla en Painswick cerca del lugar en que estaba situada la iglesia de Cornelius Winter, éste oró tres veces públicamente el domingo precedente, para que su obra fuera prosperada y para darles aliento. Cuando Mr. Joskins, de Bristol, el ministro independiente de Castel-Green, abrió una sala de reuniones en Temple Street, ¿qué hizo el incomparable Easterbrooke, el vicario de aquella parroquia? El domingo en que se abrió fue casi el primero en entrar. Se sentó cerca del púlpito. Cuando hubo terminado el servicio fue a saludar al predicador al pie de las escaleras, y, dándole las dos manos, dijo en voz alta: «Muchas gracias, querido hermano, por venir en mi ayuda; aquí hay lugar y trabajo bastante para los dos; y mucho más de lo que los dos podemos hacer; espero que el Señor bendecirá nuestra cooperación en esta buena causa.» William Jay



El que oremos por la iglesia nos da una participación en todas las oraciones de la iglesia; tenemos una parte en cada barco de oración que navega hacia el cielo, si nuestros corazones están dispuestos a orar por la iglesia; si no, no tenemos parte alguna en ella. John Stoughton



Vers. 8. Mis hermanos. En otra ocasión, en una misión, un nativo, antes un caníbal, se dirigió a los miembros de la iglesia y dijo: «¡Hermanos!», y, haciendo una pausa, continuó: «¡Ah! Este es un nuevo nombre; no conocíamos su verdadero significado cuando éramos paganos. Es el Evangelio de Jesús que nos ha enseñado el significado de «hermanos». william gill



Vers. 9. Por amor a la casa de Jehová. Había en Jerusalén cuatrocientas ochenta sinagogas por lo menos, en que los rabinos leían y el pueblo escuchaba la palabra que Dios había hablado en tiempos pasados a los padres y lOS profetas. La ciudad era, en un sentido, la religión de Israel, incorporada y localizada, y el hombre que amaba la una volvía su rostro hacia la otra cada día, diciendo: «Por amor de la casa de Jehová nuestro Dios, te deseo todo bien.» A. M. Fairbairn



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