Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 124 Salmo 124

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 124 Salmo 124



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 124 Salmo 124

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SALMO 124



El Salmo: En el año 1582, este Salmo fue cantado en una notable ocasión en Edinburgo. Un ministro encarcelado, John Durie, había sido puesto en libertad y fue recibido al entrar en la ciudad por doscientos de sus amigos. El número creció hasta que se halló en medio de una compañía de dos mil, que empezaron a cantar a medida que avanzaban por la Calle Alta: «Que lo diga Israel», etc.



Lo cantaron en cuatro partes con profunda solemnidad, todos uniéndose en la bien conocida tonada del Salmo. Estaban muy conmovidos y también los que lo escucharon; y uno de los principales perseguidores se dice que estaba muy alarmado ante esta escena y canto, más que por cualquier otra cosa que había visto en Escocia. Andrew A. Bonar



Vers. 1. Si Jehová no hubiera estado de nuestra parte, que lo diga Israel Murmuramos sin necesitar estímulo para ello, pero nuestra acción de gracias necesita ser espoleada, y es bueno que alguno de nuestros amigos nos diga que expresemos lo que sentimos. Imaginé-monos lo que sucedería si el Señor nos hubiera dejado; y, por otra parte, podemos ver lo que ha sucedido por el hecho de que nos haya sido fiel. C. H. S.



Vers. 2. Si Jehová no hubiera estado de nuestra parte, cuando se levantaron contra nosotros los hombres. No hay duda con respecto a nuestro Libertador; no podemos atribuir nuestra salvación a ninguna otra causa, porque no habría podido estar a la altura de la emergencia; nada que no fuera el Omnipotente y Omnisciente podría haber realizado nuestro rescate. Nos gozamos porque Dios ha estado a nuestro lado; a nadie más se lo debemos.



Vers. 3. Nos habrían tragado vivos entonces, cuando se encendió su furor contra nosotros. Estaban ansiosos de destruirnos, se nos habrían tragado vivos en un instante. La furia de los enemigos de la iglesia se ha levantado a su máximo frenesí; nada los dejará satisfechos excepto la aniquilación total de los escogidos de Dios. Su ira es como un fuego encendido y que es imposible apagar.



La ira no es nunca tan ardiente como cuando el pueblo de Dios es su objeto. Las chispas se hacen llamas, y el horno es calentado siete veces cuando se espera echar en él a los escogidos de Dios. C. H. S.



La palabra implica comer con apetito insaciable; todo el que ha de comer ha de tragar; pero el glotón parece más bien tragar que comer. No se entretiene mascando. Joseph Caryl



Vers. 4. Las aguas nos habrían inundado. Cuando la enemistad del mundo abre una compuerta se lanza sin compasión y lo arrolla todo. En la gran inundación de la persecución y la aflicción, ¿quién puede ayudar sino Jehová? De no haber sido por El, ¿quién estaría vivo en estos momentos? Hemos experimentado ocasiones en que las fuerzas combinadas de la tierra y del infierno nos habrían dado fin de no haber sido por la gracia omnipotente que interfirió para rescatarnos. C. H. S.



Vers. 4, 5. Ésta es una figura muy apropiada. Es horrible presenciar una reyerta encarnizada; aún más destructivo es un río que se desborda y se lanza impetuosamente; no es posible restringirlo ni frenarlo, porque nadie tiene poder para ello.



Como entonces, dice, el ímpetu del río arrastra todo lo que halla a su paso, de este modo rugen los enemigos de la iglesia y no pueden ser detenidos por la fuerza humana. Por ello, hemos de aprender a valernos de la protección y ayuda de Dios. Porque ¿qué otra cosa es la iglesia sino un bote amarrado a la ribera que es arrastrado por la fuerza de las aguas, o un arbusto que es desarraigado sin el menor esfuerzo por la inundación?



Tal era el pueblo de Israel en los días de David en comparación con las naciones que le rodeaban. Tal es la iglesia en el día de hoy comparada con sus enemigos. Tal es cada uno de nosotros comparado con el poder del espíritu maligno.



Somos como un pequeño arbusto que hace poco que crece y no tiene arraigo; pero el enemigo es como el Elba saliendo de madre y con gran fuerza derriba todas las cosas que se le oponen. Nosotros somos como una hoja marchita, pendiente por el peciolo del árbol; él es como el viento del norte que puede derribar los árboles de cuajo. ¿Cómo, pues, podemos resistir o defendernos con nuestro poder? Martin Lutero



Vers. 7. Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores. Los cazadores tienen muchos métodos para cazar pajarillos, y Satanás tiene muchos métodos para entrampar almas. Algunos son atraídos por falsos compañeros; otros, seducidos por amor a golosinas; el hambre hace caer a muchos en la trampa, y el miedo les impele a volar hacia la red. Los cazadores conocen los pájaros y el modo de cazarlos; pero los pájaros no ven el lazo para poder evitarlo, y no pueden romperlo para escapar del mismo cuando están atrapados. Feliz el pájaro que tiene un libertador fuerte y poderoso y dispuesto en el momento del peligro; más feliz todavía es el alma sobre la cual vela el Señor día y noche para sacar sus pies de la red. C. H. S.



El alma está rodeada de muchos peligros. 1. Es entrampada por la mundanalidad, uno de los peligros más gigantescos contra los cuales el pueblo de Dios ha de estar especialmente en guardia -un enemigo de toda espiritualidad del pensamiento y el sentimiento. 2. Es entrampada por el egoísmo -un enemigo a toda caridad generosa y del corazón, a toda generosidad y filantropía cristianas. 3. Es entrampada por la incredulidad - el enemigo de la oración, la confianza sencilla y todo esfuerzo cristiano personal. Estos no son peligros imaginarios. Los encontramos en la vida cotidiana. Nos amenazan en todo momento y con frecuencia hemos de lamentarnos por los estragos que hacen en nuestros corazones. George Barlow



Vers. 8. Jehová, que hizo el cielo y la tierra. Como si el Salmista hubiera dicho: «En tanto que veo cielo y tierra, no desconfío. Esperó en el Dios que ha hecho todas estas cosas de la nada; y, por tanto, mientras las vea como dos monumentos permanentes de su poder, cielo y tierra, nunca me desanimaré.»

Así el apóstol (1ª Pedro 4:19): «Encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien.» ¡Oh cristiano, recuerda que cuando confías en Dios confías en un Creador Omnipotente que puede ayudarte, y tu caso no es nunca desesperado! Dios pudo crear cuando no tenía nada en que trabajar, algo asombroso; y El pudo crear cuando no tenía nada con que trabajar, lo cual es algo igualmente asombroso.



¿Dónde están las herramientas con que hizo el mundo? ¿Dónde está la llana con que hizo la bóveda del cielo? ¿Y la pala con que cavó el mar? Lo hizo todo de la nada. Así pues, encomienda tu alma al mismo fiel Creador. Thomas Manton



Los romanos, hallándose en un gran apuro, echaron mano de las armas que tenían colgadas en los templos de sus dioses para luchar con ellas, y vencieron. Y éste debe ser el curso de todo buen cristiano en tiempos de extrema necesidad, acudir a las armas de la iglesia: oraciones y lágrimas. Los muros de los espartanos eran sus lanzas; los muros de los cristianos son sus oraciones. Su ayuda sigue siendo el Nombre del Señor, que hizo los cielos y la tierra. Edmund Calamy



Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, que hizo el cielo y la tierra. Pon al Dios eterno, Hacedor del cielo y de la tierra, frente a todas las tribulaciones y peligros, frente a las inundaciones y las tentaciones; que puede hacer desaparecer de un soplo todas las furias del mundo y del infierno, como una gota de agua desaparece en un incendio; y ¿qué es la tierra con toda su fuerza y poder frente a Aquel que hizo cielos y tierra? Thomas Stint



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