Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 125 Salmo 125

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 125 Salmo 125



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 125 Salmo 125

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SALMO 125



La fe ha alabado a Jehová por liberaciones pasadas, y aquí se eleva a un gozo confiado en la seguridad presente y futura de los creyentes. Afirma que estarán seguros para siempre los que confían en el Señor. Podemos imaginamos a los peregrinos entonando este cántico cuando deambulaban por los muros de la ciudad.



No afirmamos que David escribiera este Salmo, pero silo hiciéramos, tendríamos la misma base que los que declaran que fue escrito después de la cautividad. Probablemente todos los Salmos del Peregrino fueron compuestos, o por lo menos compilados, por el mismo escritor, y algunos de ellos son ciertamente de David, por lo que no hay razón concluyente para decir que los otros no son suyos. C. H. S.



El Salmo: Este Salmo corto puede resumirse en las palabras del profeta (Isaías 3:10, 11): «Decid al justo que le irá bien. Ay del impío; mal le irá.» Así se presentan delante de nosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición, algo que ocurre con frecuencia en los Salmos, como también en la Ley y los Profetas. Matthew Henry



Vers. 1. Los que confían en Jehová son como el monte de Sión. ¡Qué privilegio el poder reposar en Dios! ¡Qué condescendiente es Jehová en querer ser la base de la confianza de su pueblo! El confiar en algo distinto es vanidad; y cuanto más implícita es esta confianza mal colocada, más amargo será el desengaño resultante; pero el confiar en el Dios vivo es sentido común santificado, que no requiere ser justificado, ya que sus resultados son su mejor reivindicación. C. H. S.



Las que confían en Jehová. Nótese que aquí no ordena que se haga obra alguna, sino que sólo se habla de confianza. En tiempos del papado se enseñaba a los hombres, en épocas de tribulación, a ejecutar alguna forma de actividad religiosa, a ayunar, a hacer peregrinajes u otras obras de devoción carentes de sentido, lo cual creían era un gran servicio a Dios, y con 10 cual pensaban obtener satisfacción condigna por el pecado y mérito para la vida eterna.



Pero aquí el Salmista nos guía a Dios de modo simple, afirmando que El es la principal ancla de nuestra salvación; sólo esperar y confiar en el Señor; y declara que el mayor servicio que podemos hacer a Dios es confiar en El. Porque ésta es la naturaleza de Dios, el crear cosas de la nada. Por tanto, El crea y produce la vida de la muerte; la luz de la oscuridad.



Así pues, el creer esto es la naturaleza esencial y la propiedad más especial de la fe. Cuando Dios, pues, ve a uno que es conforme a su propia naturaleza, esto es, que cree hallar ayuda en el peligro, riquezas en la pobreza, justicia en el pecado, y esto sólo por la misericordia de Dios en Cristo, a éste Dios no puede aborrecerle ni abandonarle. Martin Lutero



Será como el monte de Sión. Algunas personas son como la arena, siempre moviéndose y traidora (Mateo 7:26). Algunos como el mar, inquietos y cambiantes (Isaías 57:20; Santiago 1:6). Algunos como el viento, inciertos e inconstantes (Efesios 4:14). Los creyentes son como un monte, fuertes, estables, seguros. A toda alma que confía el Señor le dice: «Tú eres Pedro.» W. H. J. Page



Vers. 2. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo. ¡Qué doble seguridad ponen delante de nosotros los dos versículos! Primero, estamos afianzados y atrincherados; establecidos, y luego vigilados; hechos como un monte, y luego protegidos como si fuera por las montañas. Esto no es poesía, es un hecho; y no es cuestión de un privilegio temporal, sino que será así para siempre. Los dos versículos juntos prueban la seguridad eterna de los santos; deben permanecer allí donde Dios los ha colocado, y Dios debe protegerlos para siempre de todo mal. Sería difícil imaginar una mayor seguridad que la que vemos aquí. C. H. S.



Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre. ¿Qué hay que sea afirmado de modo más pleno, más enfático? ¿Puede alguna expresión de los hombres hacer destacar la seguridad de los santos en forma que se le asemeje? El Señor está alrededor de ellos, no ya para salvarlos de este ataque o aquella incursión del enemigo, sino de todo; no de uno o dos males, sino de cada una de las asechanzas contra nosotros. John Owen



Por encima de nos9tros está el cielo; a ambos lados El es un muro; debajo de nosotros El es como una roca firme sobre la que nos hallamos; de modo que estamos a salvo y seguros por todos lados. Ahora bien, si Satanás nos lanza sus dardos a través de estas fortificaciones, es necesario que hiera al mismo Señor antes que a nosotros. Si oímos estas cosas en vano, nuestra incredulidad tiene que ser muy grande. Martín Lutero



Vers. 3. Porque no dejará caer cetro de impíos sobre la heredad de los justos. El pueblo de Dios no ha de esperar inmunidad de la prueba porque el Señor les rodea, puesto que pueden sentir el poder dc la persecución de los impíos. Isaac, aunque era de la familia de Abraham, sufrió las burlas de Ismael. Asiria puso su cetro incluso sobre Sión.



El que carece de gracia con frecuencia tiene en sus manos el gobierno y empuña el cetro; y cuando lo hace podemos estar seguros que oprimirá pesadamente al pueblo creyente en el Señor, de modo que los fieles claman con razón en contra de sus opresores. La vara de Egipto era pesada en extremo sobre Israel, pero llegó un día en que fue quebrada. Dios ha puesto límite a los ayes de sus escogidos; la vara puede reposar sobre su porción, pero no lo hará para siempre.

C. H. S.



La heredad de los justos. Pero la heredad de los justos es la fe, y cl fin de la fe la salvación de sus almas. Dios les da el cielo, no por algún mérito previo de los receptores, porque no hay mérito nuestro que pueda hacernos herederos de nuestro Padre; sino por su propia misericordia y favor en Cristo, preparando el cielo para nosotros y a nosotros para el cielo. Así que por su decreto nos es concedido; y a menos que el cielo pudiera perder a Dios, nosotros no podemos perder cl cielo. Thomas Adams



Para que no extiendan los justos sus manos a la iniquidad. Dios (dice Crisóstomo actúa como un tocador de laúd, que no permite que las cuerdas de su laúd se aflojen, para no echar a perder la música, ni permite que estén demasiado tensas, para que no se rompan. John Trapp



Vers. 4. A los buenos. ¡Oh hermanos!, el bien en nosotros es Dios en nosotros. Lo interior hace lo exterior; la piedad, la hermosura. Es indiscutible que es Cristo en nosotros que hace todo nuestro cristianismo. Oh!, los cristianos que no tienen a Cristo en ellos estos cristianos son imitaciones pobres y baratas, y una ficción, y Cristo, con infinita paciencia, a pesar de su amor, infinito amor, los descartará. Charles Stanford



Rectos en su corazón. Toda verdadera excelencia tiene su asiento aquí. No es la buena acción que hace bueno al hombre; es el buen hombre que hace la buena acción. El mérito de una acción depende enteramente de los motivos que la han impulsado; y, basándonos en esta simple prueba, ¡cuántos hechos que arrancan la admiración y gloria del mundo pueden ser descritos, en palabras muy antiguas, como nada más que pecados espléndidos! Cuando el corazón va mal, todo va mal. Cuando el corazón es recto, todo es recto. N. M'michael



Vers. 5. Mas a los que se desvían por sendas tortuosas, Jehová los hará ir con los que hacen iniquidad. Se encuentran siempre dos clases de hombres: los rectos y los tortuosos. ¡Ay!, hay algunos que pasan de una clase a la otra, no por una feliz conversión, dejando las sendas tortuosas del engaño por el camino real de la verdad, sino por un desgraciado descenso, dejando el camino de la honradez y santidad por los vericuetos de maldad. Estos apostatas han existido en todas las edades, y David conocía a bastantes; nunca había podido olvidar a Saúl, a Ahitofel y a otros. ¡Qué triste que hombres que un tiempo anduvieron por el camino recto se apartaran de él!

Todo pecado será expulsado un día del universo, como los criminales condenados a muerte son sacados de la ciudad; entonces los traidores secretos serán expulsados lo mismo que los rebeldes conocidos. La verdad divina pondrá al descubierto sus propósitos escondidos, y los dejará ver, y, para su sorpresa, muchos serán puestos en el mismo rango que los que cometen iniquidad abiertamente. C. H. S.



Sendas tortuosas. Las sendas de los pecadores son tortuosas; cambian de una a otra dirección; y lo hacen con el propósito de engañar; se mueven de mil maneras para esconder sus bajas intenciones y llevar a cabo sus proyectos inicuos, o para escapar al castigo de sus crímenes; con todo, su porción es inevitablemente el desengaño, la confusión y la desgracia.



Jehová los hará ir con los que hacen iniquidad. Algunas veces Dios elimina a uno que profesa ser religioso permitiendo que caiga en una vileza patente. Los hay que hacen profesión de seguir el digno nombre del Señor Jesucristo, pero es sólo una capa; en realidad, se trata de un glotón, un borracho, un avaro o un hombre impuro. Bien, dice Dios, voy a soltar las riendas a éste, le dejaré caer en sus viles pasiones. Voy a soltar las riendas de sus pecados, y se enmarañará en sus inmundas concupiscencias; será dominado por la compañía de los impíos. Así ocurre con los que se desvían en sus propias sendas tortuosas. John Bunyan



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