Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 126 Salmo 126

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 126 Salmo 126



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 126 Salmo 126

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SALMO 126



Éste es el séptimo paso o peldaño y, por tanto, podemos encontrar alguna perfección especial de gozo en él; no buscaremos en vano. Vernos aquí no sólo que Sión permanece, sino que su gozo vuelve después de la aflicción. El permanecer no es todo, se añade el ser fructífero Los peregrinos iban de bendición en bendición en su salmodia cuando avanzaban en su santo camino. Eran felices, pues cada ascenso era un cántico, cada detención un himno. Aquí, el que confía empieza a sembrar; la fe obra por amor, obtiene una bendición presente, y asegura una cosecha de deleite.



El Salmo se divide en una narración (1, 2), un canto (3), una oración (4) y una promesa (5 y 6). C. H. S.



El Salmo en conjunto: En mi opinión, se acercan más al verdadero significado del Salmo los que lo refieren a la gran cautividad general de la humanidad bajo el pecado, la muerte y el diablo, y a la redención comprada por la muerte y derramamiento de sangre de Cristo y publicada en el Evangelio. Porque la clase de lenguaje que usa el profeta aquí es de mayor importancia que la que se puede aplicar sólo a las cautividades judías en particular.



Porque, ¿qué importancia tenía el que el pueblo de los judíos, siendo, como eran, sólo un puñado, fuera librado de la cautividad temporal, en comparación con la liberación inmensa e incomparable por la cual la humanidad fue puesta en libertad del poder de sus enemigos, no temporal, sino eterna, a saber: de la muerte, Satanás y el mismo infierno? Por lo cual entendemos este Salmo como una profecía Deu_13:1-18 redención que había de venir por Jesucristo, y la publicación del evangelio, por el cual progresa el reino de Cristo y son vencidos la muerte y el diablo con todos los poderes de las tinieblas. Thomas Stint



Vers. 1. Cuando Jehová hizo volver la cautividad de Sión, estábamos como los que sueñan. Tan súbito y abrumador fue su gozo que se sintieron como si estuvieran fuera de si, arrobados, extáticos. La cautividad había sido grande, y grande la liberación; porque el gran Dios mismo la había obrado; parecía demasiado bueno para ser realmente verdad.



Demos una mirada a las cárceles de las cuales habían sido puestos en libertad. ¡Oh, qué cautividad la suya! Cuando nos convertimos, ¡qué vuelta de una cautividad experimentamos! Nunca podremos olvidar aquella hora. ¡Gozo! ¡Gozo! ¡Gozo! Desde entonces, hemos sido emancipados de las tribulaciones, la depresión de espíritu, el hacerse atrás, la duda afrentosa, y es difícil describir la dicha correspondiente a cada emancipación. C. H. S.



Cuando Jehová hizo volver la cautividad.
Así como por el permiso del Señor fueron llevados a la cautividad, también sólo por su poder fueron puestos en libertad. Cuando los israelitas hubieron servido en la tierra extraña cuatrocientos años, no fue Moisés, sino Jehová, el que los sacó de la tierra de Egipto y de la casa de servidumbre. John Hume



La cautividad de Sión.
¿Por qué? ¿Qué era Sión? Sabemos que era sólo una colina en Jerusalén, en el lado norte. ¿Por qué se honra tanto a esta colina? No hay otra razón que el hecho de que en ella había sido construido el Templo; y, por ello, este Sión del cual se habla tanto, se menciona sólo por amor al Templo. Lancelot Andrews.



(Del mismo modo, a la colina del Calvario la honramos y hablamos tanto de ella sólo a causa de que allí murió «El Príncipe de gloria». D.O.F.)



Estábamos como los que sueñan. Lorinus parece excusar esto, su desconfianza, si puede interpretarse en este sentido, porque estaban extasiados de gozo, de modo que dudaban de la misma causa de su gozo; como los apóstoles, que, teniendo a Cristo entre ellos después de su resurrección, estaban gozosos hasta tal extremo que se preguntaban y dudaban; y como las tres Marías cuando el ángel les habló de nuestro Salvador, Cristo y su resurrección, que regresaron del sepulcro gozándose y, al mismo tiempo, temiendo. Es posible que temieran que no fueran verdad nuevas tan buenas y dudaran, por si acaso se trataba de una aparición engañosa. John Hume



Vers. 2. Entonces nuestra boca se llenó de risa, y nuestra lengua de alabanza. Cuando al fin podían mover la lengua de modo articulado, no se contentaban simplemente con hablar, sino que necesitan cantar; y cantar a pleno pulmón, porque estaban llenos de cantos. Sin duda, el antiguo dolor añadía a la intensidad del placer; la cautividad proyectaba un color más vivo sobre la emancipación. El pueblo recordó esta inundación de gozo durante años, y aquí tenemos el testimonio de ello transformado en un canto.



Nótese el cuándo y el entonces. El cuándo de Dios y nuestro entonces. En el momento en que El nos suelta de la cautividad, el corazón abandona su pena; cuando El nos llena de gracia, somos llenados de gratitud. Pasamos a estar como los que sueñan, pero en este sueño estábamos riendo y cantando. Ahora estábamos del todo despiertos, y aunque apenas podíamos hacernos cargo de la bendición, nos regocijábamos en gran manera. C. H. S.



Este es el sentido y significado del Espíritu Santo, que la boca de los tales esté llena de risa, esto es, su boca proclame la gran alegría por las inestimables consolaciones del Evangelio, con voces de triunfo y victoria por Cristo, que vence a Satanás, destruye la muerte y quita nuestros pecados. Esto se dijo primero de los judíos; porque esta risa fue ofrecida primero a este pueblo, que entonces tenía las promesas. Ahora El se vuelve a los gentiles, a quienes llama a participar de esta risa. Martín Lutero



Aquellos que antes eran objeto de risa, ahora se ríen y tienen en la boca un nuevo canto. Era una risa de gozo en Dios, no de desprecio de los enemigos. Matthew Henry



Y nuestra lengua de alabanza. De la abundancia del corazón habla la boca; y si el corazón está contento, la lengua se mueve rápidamente. El gozo no puede ser suprimido en el corazón, sino que ha de expresarse con la lengua. John Hume



Entonces se decía entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos.
Es una bendición cuando los santos hacen que los pecadores hablen de la bondad del Señor; y es igualmente bendito cuando los santos, que están escondidos en el mundo, oyen lo que el Señor ha hecho por su iglesia y resuelven salir de su cautividad y unirse con el pueblo del Señor. C. H. S.



Vers. 3. Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estamos alegres. Oí a uno que decía en oración: «Por tanto, deseamos estar alegres.» ¡Extraña dilución y contaminación del lenguaje escritural! Sin duda, si Dios ha hecho grandes cosas por nosotros, nosotros estamos contentos y no puede ser de otra manera. Sin duda, este modo &Ie hablar tiene la intención de ser humilde, pero en realidad es aborrecible. C. H. S.

Vers. 4, 5 y 6. Los santos con frecuencia alimentan sus esperanzas de los cadáveres de sus temores muertos. El momento que Dios escogió y el instrumento que usó para dar liberación a los judíos cautivos y autorización para regresar a su país eran tan increíbles para ellos cuando ocurrió el hecho (como cuando Pedro fue librado de la prisión por el ángel, Hechos 12), que tardaron un tiempo antes de que pudieran sobreponerse y decidir que era realidad y no un sueño agradable.

Ahora bien, consideremos qué efecto produjo la desaparición de sus temores sobre su esperanza para más adelante. Les envió al trono de la gracia para la realización completa de lo que había empezado tan maravillosamente. «Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estamos alegres. Haz volver el resto de nuestra cautividad, oh Jehová» (vers. 3, 4). Han recibido un puñado de su poder y misericordia con esta experiencia, y ahora no quieren soltarle hasta que les dé más; sí, su esperanza ha sido encandilada hasta tal punto de confianza que sacan una conclusión general de esta experiencia particular, para su bienestar o el de otros, en futuras aflicciones: «Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán», etc. (vers. 5, 6). William Gurnall



Vers. 5. Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Nuestra boca nunca habría estado llena de santa risa si primero no hubiera estado llena de la amargura de la aflicción. Hemos de sembrar; hemos de sembrar en el tiempo húmedo de la aflicción; pero segaremos, y segaremos en la estación de gozo del verano luminoso.



Cuando el corazón de un hombre está tan conmovido que llora por los pecados de los demás, ha sido elegido para ser de utilidad. Los ganadores de almas son los que lloran primero por las almas. Así como no hay nacimiento sin dolores de parto, tampoco hay cosecha espiritual que no requiera arar dificultosamente. Cuando nuestros corazones son quebrantados por la pena ante las transgresiones de un hombre, podremos quebrantar los corazones de los demás; las lágrimas de la sinceridad engendran lágrimas de arrepentimiento; «un abismo llama a otro abismo». C. H. S.



En las estaciones de gran escasez, los pobres campesinos se desprenden con pena de parte de su preciosa semilla para echarla en el suelo. Es como sacar el pan de la boca de los hijos; y en estas ocasiones ello es causa de amargas lágrimas en realidad. La aflicción es frecuentemente tan grande que el Gobierno se ve obligado a distribuir semilla, o nadie sembraría. W. M. Thomson



Esta promesa es transmitida a través de imágenes de escenas agrícolas. Con el sudor en la frente, el labrador ara su campo y echa la semilla en el suelo, donde yace un tiempo enterrada. Viene el largo invierno y todo parece perdido; pero cuando vuelve la primavera, toda la naturaleza revive, y el campo, desolado antes, queda cubierto de trigo que, cuando sea madurado por los rayos del sol, los segadores cortarán alegres y traerán a casa en medio de gran algazara.



Aquí tenemos, ¡oh discípulos de Jesús!, un símbolo de tu presente labor y tu futura recompensa. Tú siembras, quizá con lágrimas; haces tu deber entre persecuciones, aflicción, enfermedad, dolor, pena; laboras en la iglesia y nadie toma nota de tu labor, ni parece que hayas de recibir provecho alguno de ello. Es más, tú mismo has de dejarte caer en el polvo de la muerte, y todas las tormentas del invierno pasarán sobre ti, hasta que tu forma haya perecido y tú veas corrupción. Pero llegará un día en que «segarás en gozo», y la cosecha será abundante.



Porque del mismo modo tu bendito Maestro «salió llorando», un Varón de dolores, experimentado en quebrantos, «llevando la preciosa semilla» y sembrándola a su alrededor, hasta que su propio cuerpo fue enterrado, como un grano de trigo, en el surco de la sepultura. Pero se levantó, y ahora está en el cielo, desde donde vendrá «sin duda con regocijo», con la voz del ángel y la trompeta de Dios, «trayendo sus gavillas consigo». Entonces cada uno recibirá el fruto de sus obras y será alabado por Dios. George Horne



Siembran en fe; y Dios bendice esta semilla: crecerá hasta el cielo, porque es sembrada en el lado de Jesucristo, que está en el cielo. «El que cree en Dios», ésta es la semilla; «tendrá vida eterna» (Juan 5:24), ésta es la cosecha. Qui credit quod nom videt, videbit quod credit. el que cree lo que no ve -¡ésta es la semilla!-, un día verá lo que creyó -¡ésta es la cosecha!



Siembran en obediencia; esto es también una bendita semilla, que no dejará de prosperar allí donde fuere echada. «Si guardáis mis mandamientos» ésta es la semilla-. «Sois siervos de Dios, y tenéis vuestro fruto en la santidad» esto es la siembra-; «y el fin vida eterna» esto es la siega-. Obedientia in terris, regnabit in coelis.. el que sirve en la tierra -y siembra la semilla de la obediencia-, recogerá la cosecha de un reino en el cielo.



Siembran en arrepentimiento; para tener una buena cosecha en la tierra, deseamos buen tiempo para la siembra; pero aquí un tiempo húmedo en la siembra traerá la mejor cosecha al granero del cielo.



Nadie considera, al echar su semilla, que va a perderla; espera un incremento a la hora de la cosecha. ¿Tienes tú confianza en el suelo y no la tienes en el Señor? Sin duda, Dios es un amo mejor que la tierra; la gracia nos da una recompensa mayor que la naturaleza. Aquí debajo puedes recibir cuarenta granos por uno; pero en el cielo (según la promesa de Cristo) un centenar: «una medida llena, apretada, remecida y rebosante». «Bienaventurado el que piensa en el pobre» ésta es la semilla-; «el Señor le librará en el tiempo de la angustia» (Salmo 41:1) ésta es la cosecha. Thomas Adams



Recogen una cosecha plena, y la recogen en el gran día último. Entonces tenemos paz sin tribulación, gozo sin pena, beneficio sin pérdida, placer sin dolor; y entonces tenemos una visión cara a cara del rostro de Dios. Alexander Henderson



Las lágrimas del evangelio no son perdidas, son simiente de consuelo; cuando el penitente derrama lágrimas, Dios derrama gozo. Si quieres estar alegre, dice Crisóstomo, está triste. Thomas Watson



Vers. 5 y 6. Tengamos en cuenta la indudable certeza de nuestra cosecha que vemos garantizada por varias aseveraciones positivas absolutas en el texto: segará,' irá,' volverá; traerá las gavillas consigo. Aquí no hay punto de contingencia o posibilidad, sino de afirmación absoluta; y sabemos que el cielo y la tierra pasarán, pero ni una tilde de la Palabra de Dios dejará de cumplirse. Nada impedirá la cosecha de un labrador en la viña de Sión. Humphrey Hardwick



Vers. 6. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas. El que. La garantía general se aplica a uno en particular: Aquel. En el versículo previo se habla en plural, «los que»; aquí se repite en singular, «el que». Deja su cama para salir al aire fresco y pisa los surcos; y al salir llora a causa de fracasos pasados, porque el suelo es tan pobre, o el tiempo desapacible, o su trigo escaso, y los enemigos abundantes y deseosos de robarle la recompensa.



Deja caer una semilla y una lágrima, una semilla y una lágrima, y así sucesivamente avanzando por el surco. En el cesto tiene semilla que es preciosa para él, porque tiene poca, y es toda su esperanza para el próximo año. Cada grano sale de su mano acompañado de una oración para que no se pierda; no piensa en sí, sino en la semilla, y se pregunta: «¿Prosperará? ¿Recibiré fruto de mi labor?» Sí, buen labrador, «indudablemente» recogerás gavillas de tu semilla. Porque el Señor ha escrito «indudablemente» (en el original), mira no dudes.



Es algo singular hallar esta promesa de fruto en íntimo contacto con el regreso de la cautividad; y, con todo, es así en nuestra experiencia, porque cuando nuestra alma vuelve a la vida, las almas de los otros.



Son bendecidas por nuestras labores. Si alguno de nosotros, antes cautivos solitarios, hemos regresado al hogar, y somos sembradores anhelantes y activos, quiera el Señor, que ya nos ha librado a nosotros, transformarnos en segadores contentos, y le alabaremos para siempre jamás. Amén. C. H. S.



Irán andando. La iglesia no sólo ha de guardar esta semilla en su granero para los que inquieran acerca de ella, sino que ha de enviar a sus sembradores a echarla entre aquellos que desconocen su valor o son indiferentes para preguntar por ella. La iglesia no ha de acurrucarse llorando porque los hombres no acuden a ella a buscarla, sino que ha de salir y llevar la preciosa semilla a los indiferentes, a los mal dispuestos, a los que tienen prejuicios, a los disolutos. Edwin Sidney



El llanto no ha de impedir nuestra siembra; cuando sufrimos males hemos de hacer bienes. Matthew Henry



Preciosa semilla. La semilla de trigo siempre es valiosa; y cuando el trigo en general es caro, la semilla es más cara aún; con todo, aunque sea muy valiosa, el labrador ha de tenerla; ha de desprenderse de ella, privándose de usarla para su estómago y el de su esposa e hijos; y sembrará, andando y llorando. Hay también un gran riesgo; porque el trigo, una vez sembrado, se ve sometido a muchos peligros. Y así, realmente, ocurre con los hijos de Dios en una buena causa. Con todo, hemos de resolver arriesgarnos a los peligros, en la vida, tierras, bienes, todo lo que tengamos en este mundo; es mejor que arriesguemos todos éstos antes de poner a riesgo nuestra religión y nuestras almas. Alexander Henderson



La semilla era considerada preciosa cuando de todos los países acudieron a Egipto a comprar trigo a José, y la verdadera fe ha de ser preciosa, siendo así que cuando Cristo venga, apenas «hallará fe en la tierra» (Lucas 18:8). John Hume



Gavillas. El salmo empieza con «sueño» y termina con «gavillas» y esto nos invita a pensar en José; José, «en quien», según la hermosa aplicación de san Ambrosio, «se nos revela la futura resurrección del Señor Jesús, a quien obedecieron sus discípulos cuando vieron que había ido a Galilea, y a quien obedecerán todos los santos de la tierra en su resurrección, trayendo el fruto de las buenas obras, como está escrito: "Indudablemente vendrá otra vez con regocijo, trayendo sus gavillas con él".» H. T. Armfield



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