Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 133 Salmo 133

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 133 Salmo 133



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 133 Salmo 133

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SALMO 133



Título: «Cántico gradual; de David». No vemos razón para privar a David de la paternidad de este canto. Conocía por experiencia la amargura ocasionada por las divisiones en las familias, y estaba preparado para celebrar en Salmos selectos la bendición de la unidad por la que suspira. C. H. S.



Vers. 1. Mirad. Es un portento que se ve raramente; por tanto, ¡miradlo! Se puede ver, porque es la característica de los santos de veras; por tanto, ¡no dejéis de inspeccionarlo! Es bien digno de admiración; ¡haced pausa y observadlo! Os inducirá a que tratéis de imitarlo; por tanto, ¡notadlo bien! C. H. S.



¡Cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Podemos prescindir de la uniformidad si poseemos la unidad de vida, de verdad y de camino; la unidad en Cristo Jesús; la unidad de objeto y de espíritu hemos de poseerlas, pues de lo contrario nuestras asambleas serán sinagogas de contiendas más bien que iglesias de Cristo. La unidad cristiana es buena en sí, buena para nosotros mismos, buena para los hermanos, buena para nuestros convertidos, buena para el mundo exterior; y con toda seguridad es placentera; porque un corazón amante ha de tener placer y dar placer asociándose con los que son de naturaleza semejante. Una iglesia unida durante años en servicio sincero al Señor es una fuente de bondad y de gozo para todos los que están a su alrededor. C. H. S.



Delicioso. Es algo delicioso que los santos y el pueblo de Dios estén juntos de acuerdo; porque la misma palabra que se usa aquí para «delicioso» es usada también en el hebreo en música cuando las cuerdas de un instrumento son ordenadas para hacer una armonía; tan agradable y tan placentero es el acuerdo entre los santos.



La misma palabra se usa en hebreo para lo agradable, por ejemplo un campo de trigo. Cuando un campo está cubierto de trigo, aunque sea segado, es muy placentero; y así es el acuerdo o armonía entre los santos. La misma palabra la usa el Salmista también para la dulzura de la miel y de las cosas dulces en oposición a las cosas amargas.



Y así vemos lo placentero de ella al compararla a la armonía de la música, a un campo de trigo, a la dulzura de la miel, al precioso ungüento que desciende por la barba de Aarón, y al rocío que cae sobre el monte Hermón y las colinas de Sión; y todo esto para descubrir lo placentero, provechoso y dulce del acuerdo entre los santos. Es algo agradable contemplar el sol, pero es mucho más placentero contemplar la armonía y unidad de los santos entre sí. William Bridge



Hermanos. Abraham hizo de este nombre, «hermanos», un mediador para mantener la paz entre Lot y él: «¿No somos hermanos?», dice Abraham. Como si hubiera dicho: ¿Van a pelear los hermanos por cosas triviales, como los infieles? Esto bastó para apaciguar a Lot, porque Abraham le dio a entender que eran hermanos; cuando oyó el nombre de hermanos directamente, su corazón cedió, y aquí terminó la contienda.



Este debería ser el abogado que terminara las rencillas entre cristianos, recordarse el uno al otro que son hermanos. Y los que han gastado todo lo que tenían en litigios desearían haber tomado este abogado y haber pensado, como Lot, si es apropiado que los hermanos luchen como enemigos. Henry Smith



Vers. 2. Que baja hasta el borde de sus vestiduras. ¿Es este hombre un creyente en Cristo? Entonces pertenece al Cuerpo, y debo ofrecerle un amor permanente. ¿Es uno de los más pobres, uno de los menos espirituales, uno de los menos fáciles de amar? Entonces es como el borde de las vestiduras, pero el amor de mi corazón debe llegar hasta él.



El amor fraternal viene de la cabeza, pero llega hasta los pies. Su camino es hacia abajo. «Desciende»; el amor a los hermanos condesciende a hombres de humilde condición, no es engreído, sino manso y humilde. Esto es una parte importante de su excelencia; el óleo no ungiría si no fluyera hacia abajo, ni el amor fraternal difundiría su bendición si no descendiera. C. H. S.



El vaso fue vaciado sobre la persona del sumo sacerdote, de modo que su contenido fluye desde la cabeza hacia la barba, e incluso hasta el borde de sus vestiduras sacerdotales. Este exceso al verterlo tiene cierta consonancia con el modo de ser de David. Es un rasgo que tiene que haberle llamado la atención, porque él también era abundante en extremo.



Él había amado a Dios en forma tal que le había expuesto a la acusación de excesivo. Había danzado delante del Señor, por ejemplo cuando le trajeron el arca de la casa de Obed-edom a Jerusalén, olvidándose del decoro debido a su dignidad real, excediéndose, al parecer, de modo inexcusable, pues podía contribuir a la solemnidad religiosa con demostraciones menos exuberantes. alexander bruce



Vers. 3. Porque allí en vía Jehová bendición, y vida para siempre. ¡Oh, si tuviéramos más esta rara virtud! No el amor que viene y va, sino el que permanece; no el espíritu que separa y excluye, sino el que congrega; no la mente que quiere debatir y diferenciar, sino la que contribuye a la unidad.



Nunca conoceremos el pleno poder de la unción hasta que seamos uno en el corazón y el espíritu; nunca descenderá el sagrado rocío del Espíritu en toda su plenitud hasta que estemos perfectamente unidos pensando una sola cosa; nunca la bendición del pacto será enviada por el Señor, nuestro Dios, hasta que una vez más tengamos «un Señor, una fe, un bautismo». Señor, llévanos a esta preciosísima unidad espiritual, por amor a tu Hijo. Amén. C. H. S.



Los hombres no pueden capacitar a otros, o darles poder, para que les puedan obedecer; uno puede mandar a un cojo que ande, a un ciego que vea, pero no puede capacitarle para andar o ver; Dios, con su palabra, da fuerza para hacer lo que manda; como antes, lo mismo en la nueva creación: «Habló, y se hizo; mandó, y tuvo lugar.» George Swinnock







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