Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 135 Salmo 135

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 135 Salmo 135



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 135 Salmo 135

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SALMO 135



Este Salmo está compuesto de muchos fragmentos seleccionados, y contiene la continuidad y frescor de un poema original. El Espíritu Santo a veces se repite; no porque le falten pensamientos o palabras, sino porque es conveniente que nosotros oigamos la misma cosa en la misma forma. Con todo, cuando nuestro gran Maestro usa repetición es, en general, con variantes instructivas que merecen nuestra cuidadosa atención. C. H. S.



Vers. 1. Aleluya, o Alabad al Señor. Que los que están llenos de santa alabanza se esfuercen en estimular el espíritu afín de los otros. No basta que alabemos a Dios nosotros; no somos bastantes para esta tarea; llamemos a nuestros amigos y vecinos, y si ellos han andado remisos en este servicio, estimulémoslos con nuestras exhortaciones afectuosas. C. H. S.



Aleluya es una palabra hebrea. Significa «Alabad al Señor». Por medio de ella los fieles se animan los unos a los otros a dar gracias a Dios, y alegran sus corazones y afinan sus espíritus para ejecutar este deber de la mejor manera, haciendo que esta palabra les sirva de prefacio a ello. El verdadero gozo del Espíritu Santo no resiste el ser mantenido encerrado dentro del pecho del hombre, sino que se esfuerza por hallar compañeros para derramarlo e impartirlo a otros, para que ellos puedan ser llenados y recibir refrigerio de esta fuente de gozo. Thomas Brighitman



Alabad el nombre del Señor. Pensad en Él con amor, admiradle con sinceridad y alabadle con ardor. No engrandezcáis al Señor sólo por-que es Dios, sino estudiad su carácter y sus hechos y de este modo rendiréis alabanza inteligente y apreciativa. C. H. S.



Cuando pensamos en El, hemos de levantar nuestros pensamientos por encima de todas las demás cosas y tenerle como el Ser universal del mundo, que da esencia y existencia a todas las cosas en él; como Jehová, santidad, pureza, simplicidad, grandeza, majestad, eminencia, supereminencia en sí, infinitamente exaltado por encima de todo lo demás, existente en sí mismo, y de sí mismo, y teniendo todas las demás cosas subsistiendo en El; como Jehová, la misma misericordia, perdonando y olvidando todos los pecados que la humanidad comete contra El, tan pronto como se arrepienten y se vuelven a El. En una palabra, cuando pensamos en, el Dios Altísimo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, hemos de pensar en El como Jehová, Unidad en la Trinidad, Trinidad en la Unidad, tres personas, un ser, una esencia, un Señor, un Jehová, bendito para siempre. Este es el Ser Todopoderoso y glorioso que el Salmista menciona aquí cuando dice: «Alabad el nombre de Jehová.» William Beveridge



Alabadle, siervos de Jehová. No alabamos bastante; no podemos alabar demasiado. Deberíamos estar siempre haciéndolo; respondiendo a la orden dada aquí: Alabad, alabad, alabad. Que el Dios trino reciba las alabanzas de nuestro espíritu, alma y cuerpo. Por el pasado, el presente y el futuro, rindamos un triple aleluya. C. H. S.



Porque no haremos nada fuera de lugar alabando al Señor como siervos. Y si tuviéramos que ser sólo siervos para siempre, deberíamos alabar al Señor; ¿cuánto más deberían estos siervos alabar al Señor, habiendo obtenido el privilegio de hijos? Agustine



Vers. 1, 2 y 3. Cuando Gotthold un día pasaba por delante de un mercader, oyó las notas de un Salmo con el que la familia estaba concluyendo su comida matutina. Se sintió profundamente afectado, y, con el corazón conmovido, se dijo: «¡Oh Dios mío, cuán agradable a mis oídos es el sonido de tu alabanza, y qué consolador a mi alma el pensamiento de que todavía hay unos pocos que te bendicen por tu bondad!»



Por desgracia, la mayor parte de la humanidad se ha brutalizado, y se parece a los cerdos, que cuando llega la cosecha se hartan y engordan de bellotas bajo el roble, pero no muestran hacia el árbol que se las da más gratitud que frotarse la espalda con la corteza y gozar el suelo alrededor.

Nuestra alma debería ser como una flor, que no recibe meramente la suave influencia del cielo, sino que a su vez, como en gratitud, exhala un perfume dulce y placentero. Nuestro deseo debería ser, como el de un hombre piadoso, que nuestros corazones se disolvieran como incienso en el fuego del amor, y desprendieran la suave fragancia de la alabanza; o como el santo mártir que decía estar dispuesto a ser consumido si de sus cenizas habían de brotar flores para la gloria de Dios. Deberíamos estar dispuestos con nuestra misma sangre a fertilizar el jardín de la iglesia y hacerlo más productivo en el fruto de la alabanza.



Bien, pues, Dios mío, te alabaré y ensalzaré con todo mi corazón y boca hasta lo sumo de mi poder. ¡Oh, que sin las interrupciones que implican el comer, beber y dormir, pueda aplicarme a esta vocación celestial! Cada bocado de aire que inspiro está mezclado con la bondad que preserva mi vida; que cada aliento que exhale sea mezclado por lo menos con el sincero deseo de tu honor y alabanza. Christian Scriver



Vers. 3. Alabad a JAh, porque es bueno. El es tan bueno que todo lo bueno se halla en El, fluye de El y es concedido por El. Dios es la esencia de la bondad. ¿No hemos de hablar de ella?

Cantad salmos a su nombre, porque El es benigno. La mente se expande, el alma es elevada, el corazón se calienta, todo el ser se llena de deleite cuando estamos ocupados en cantar las alabanzas de nuestro Padre, Redentor, Consolador. Cuando en alguna ocupación se unen la bondad y el placer, la proseguimos sin detenernos; con todo, es de temer que pocos cantemos al Señor en la proporción en que hablamos a los hombres.



Vers. 4. Porque JAh ha escogido a Jacob para sí. La elección es uno de los argumentos más poderosos para adorar con amor. ¡Escogido, escogido para sí! ¿Quién puede estar bastante agradecido por estar afectado por este privilegio? «A, Jacob amé», dice Jehová, y no da razón por su amor, excepto que El decidió amarle. Jacob no tenía entonces nada bueno ni malo que ofrecer, y, con todo, el Señor decidió esto y habló de esta manera.



Si se dice que la elección fue hecha con visión anticipada del carácter de Jacob, la cosa es quizás aún más notable; porque había poco en Jacob que mereciera una elección especial. Por naturaleza Jacob no era en modo alguno un hombre que inspirara amor. No, fue la gracia soberana que dictó la decisión. C. H. S.



Jacob, Israel. ¡Oh, bendito sea Dios que me ha escogido para entrar en el número de su pueblo especial! Muchos no tienen el conocimiento de Dios, y otros viven en la iglesia, pero son carnales; y que yo sea uno de su pueblo peculiar, un miembro del cuerpo místico de Cristo, ¡oh qué privilegio tan grande! Y ¿qué fue lo que le llevó a hacer esto? Nada excepto la gracia gratuita. Por tanto, alabado sea el Señor. Thomas Manton



Posesión suya. ¿No va a asegurar sus joyas un hombre que no es descuidado en sus cosas? «Y ellos serán míos, dice Jehová, mi propiedad personal, en el día en que yo actúe, y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve» (Malaquías 3:17). Si se incendia una casa, lo primero de que tendrá cuidado el propietario es de su esposa e hijos; luego, de sus joyas y, finalmente, de la madera y otras cosas. Cristo aseguró primero a su pueblo, que son sus joyas; cl mundo es madera y otras cosas. Richard Mayhew



Vers. 5. Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses. La grandeza de Dios es una razón para que le adoremos tanto como su bondad, una vez estamos reconciliados con El. Dios es grande positivamente, grande relativamente y grande superlativamente: «grande sobre todos los dioses». De esto el Salmista estaba plenamente persuadido. Dice, afirmando: «Sé». Es conocimiento que vale la pena poseer. Sabe por observación, inspiración y realización; no era un agnóstico, estaba cierto y seguro de la cosa. C. H. S.



La palabra «yo» es muy enfática en el original. Sea lo que sea con los demás, yo tengo la experiencia personal y preciosa de la grandeza del poder de Jehová y de su infinita supremacía sobre todos los demás dioses. El autor del Salmo puede hablar, o bien de todo Israel como una unidad, o quizás ha formado este Salmo de modo que cada uno de los fieles pueda decir esto de sí mismo como su propio testimonio. Henry Cowles



¡En qué fundamento tan firme planta su pie el Salmista: «Yo sé»! Es bueno oír a los hombres de Dios hablar con esta confianza sosegada, indudable, segura, tanto si es sobre la bondad del Señor como de su grandeza.



Hay un conocimiento que termina en la cabeza, como el rayo en la cumbre de una montaña, que no deja rastro tras de sí; y hay un conocimiento que, como un arroyo fertilizante, penetra en los recovecos del corazón y da por resultado los frutos de la santidad, el amor, la paz y el gozo para siempre. Barton Bouchier



Vers. 6. Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos. Su voluntad es realizada en todo el espacio. La orden del rey es válida por todo el universo los paganos dividían el gran dominio; a Júpiter le asignaban el cielo, d Neptuno el mar, a Plutón las regiones inferiores; Jehová reina sobre todo. Su decreto no es anulado, su propósito no es frustrado; en ningún punto lo que quiere es puesto a un lado. Jehová hace su voluntad; hace lo que quiere. Ninguno puede detener su mano. ¡Cuán distintas las ideas de los paganos respecto a sus dioses! ¡Cuán contrario incluso a las concepciones de Dios de ciertos llamados cristianos, que le subordinan a la voluntad del hombre!



Nuestra teología no enseña semejantes nociones del Eterno, puesto que no puede ser burlado por los hombres. «Todo lo que quiere lo hace. No hay región demasiado elevada; no hay abismo demasiado profundo, tierra demasiado distante, mar demasiado ancho para su omnipotencia; su placer divino se cumple en todo el reino de la naturaleza. C. H. S.



Vers. 7. Hace subir las nubes de los extremos de la tierra. Aquí se nos enseña el poder de la creación. El proceso de evaporación pasa inadvertido para muchos, pero tiene lugar constantemente a su alrededor. Sus causas no llaman la atención del irreflexivo, pero son una maravilla para el instruido. Es el Señor el que lo ha dispuesto todo. ¿Qué sería una mera ley natural si su poder no la respaldara? C. H. S.



El Dr. Halley hizo varios experimentos en Sta. Helena, referentes a la cantidad de agua que se evapora diariamente sólo en una milla cuadrada de superficie en el mar, y halló que ascendía a la cantidad Deuteronomy 6.194 toneladas diarias de agua.



De la superficie del Mar Mediterráneo, en un día de verano se evaporan cinco millones de toneladas de agua. Podemos fácilmente calcular lo que significa esto en un año, y en dos mil años sería bastante para dejar vacío todo el mar si no se añadiera agua de varias procedencias: lluvias, ríos, corrientes desde el Atlántico.



En cuanto al poder requerido para evaporar este agua, los cálculos de Mr. Joule nos dicen que si tuviera que hacerse por medio de calor artificial, carbón por ejemplo, se requeriría trillones de toneladas, una cantidad muy superior a la existente en todo el mundo; no olvidemos que este proceso silencioso y seguro ha venido realizándose desde hace millones de años. Samuel Kinns

Hace los relámpagos para la lluvia. Hay una íntima relación entre el relámpago y la lluvia. Todo ello, ordenado por Dios, no una fuerza independiente. Las aguas siempre cambiantes, lluvias, vientos y corrientes eléctricas circulan como si fueran la sangre vital del universo. C. H. S.



Todos admiten de buen grado que Dios es el autor de la lluvia, el trueno y el viento, en cuanto El originalmente estableció este orden de cosas en la naturaleza; pero el Salmista va más allá de esto, sosteniendo que cuando llueve, esto no es realizado por un instinto ciego de la naturaleza, sino como consecuencia del decreto de Dios, que se complace a un tiempo en oscurecer el cielo con nubes, y en otro en aclararlo para que brille el sol. Juan Calvino



Es un gran ejemplo de la sabiduría divina y su bondad el que el relámpago vaya acompañado por la lluvia para suavizar su furor e impedir sus efectos dañinos. Así, en medio del juicio, Dios recuerda la misericordia. Las amenazas de su Palabra contra los pecadores son como el relámpago; nos abrasarían si no fuera por sus promesas hechas en la misma Palabra a los penitentes, que, como una lluvia benéfica, desvían su furor y consuelan sus espíritus atemorizados. George Horne



Vers. 8. El es quien hizo morir a los primogénitos de Egipto, desde el hombre hasta la bestia. Aquí hay motivo para alabar al Señor, porque esta mortandad fue un acto de justicia contra Egipto y de amor hacia Israel. ¡Qué golpe tan terrible! ¡Todo primogénito muerto en un momento! ¡Cuán horrible ha de haber sido para la nación y cómo debe haber dejado aterrados a los enemigos de Israel!



Las bestias, a causa de su relación con el hombre, sufren en muchas formas como él. El primogénito de las bestias ha de morir como el primogénito de sus dueños, porque el golpe tenía por objeto dejar consternados a los egipcios, y realizó su propósito. El primogénito de Dios había sido herido gravemente, y fue librado por el Señor al aplicar a sus opresores un trato equivalente.



¿Es, pues, Dios injusto? ¿Se venga Dios? No, en modo alguno. Esto es un acto de retribución. Los egipcios habían matado a los hijos de los israelitas, echándolos al río. Ahora la aflicción ha caído sobre ellos; se ven privados del deleite de sus ojos; y todos los primogénitos mueren, desde el primogénito de Faraón que se sentaba en el trono hasta el primogénito del cautivo que se hallaba en una mazmorra. Thomas Millingthon



Vers. 10. Destruyó a muchas naciones. Es mejor que los malos sean destruidos cien veces que no que tienten a los que todavía son inocentes a que se añadan a su compañía. Pensemos cuál habría sido nuestro destino, y el destino de todas las naciones bajo el cielo hasta este momento, si la espada de los israelitas los hubiera eximido.



Incluso tal como quedaron las cosas, los pocos cananeos que quejaron y las naciones circundantes tentaron a los israelitas con sus prácticas idólatras, según leemos, llevando al pueblo de Dios a apartarse de su servicio al mismo. Pero si los paganos hubieran vivido en la tierra como sus iguales, y más aún, se hubieran casado en abundancia con los israelitas, ¿cómo habría sido posible, hablando humanamente, que hubiera sobrevivido algún destello de la luz de la verdad de Dios hasta la venida de Cristo? ¿No habrían perdido los israelitas su carácter peculiar? Y aun si hubieran retenido el nombre de Jehová como el de su Dios, ¿no se habrían formado de El nociones indignas de sus atributos y le habrían adorado con prácticas tan abominables como las que ofrecían los moabitas a Quemós, o los filisteos a Dagón?



Pero, en esta lucha del destino de las naciones de Palestina, dependía la felicidad de la raza humana. Los israelitas no luchaban sólo por ellos mismos, sino también por nosotros. Puede considerarse, pues, que estaban luchando contra los enemigos de toda la humanidad; es posible que se sintieran tentados por el mismo hecho de su diferenciación a despreciar a las otras naciones; con todo, hicieron la obra de Dios; con todo, preservaron intacta la simiente de la vida eterna, y fueron los vehículos de bendición a todas las demás naciones, aunque ellos mismos no disfrutaron de ella. Thomas Arnold



Vers. 13. Oh Jehová, eterno es tu nombre. El nombre de Dios es eterno y nunca será cambiado. Su carácter es inmutable; su fama y su honor permanecerán por toda la eternidad. Siempre habrá vida en el nombre de Jesús, y dulzura y consolación. Aquellos que son nombrados del nombre de Jehová en verdad serán preservados por él, y guardados de todo mal, para siempre jamás.



Y mi recuerdo, oh Jehová, de generación en generación. Los recordatorios se pasan, pero el recuerdo del Señor permanece para siempre. Qué consuelo para la mente abatida, que tiembla por el arca del Señor ¡No, precioso Nombre, tú nunca perecerás! La fama del Eterno nunca se apagará. C. H. S.



Vers. 15. Ahora llegamos a la denuncia que hace el Salmista de los ídolos, que sigue de modo natural su panegírico del único Dios vivo y verdadero.



Vers. 15. Los ídolos de los gentiles son plata y oro, obra de manos de hombres. Su material esencial es metal inerte; sus atributos no son sino las cualidades de las sustancias inertes; y la forma que exhiben se deriva de la habilidad y labor de los que los adoran. Es el colmo de la locura el adorar a productos metálicos.



Uno podría pensar que es menos absurdo el adorar las manos de uno que adorar lo que estas manos han hecho. Con todo, el amor pagano a sus deidades abominables es superior al de la plata y el oro; sería elogioso que algunos de los llamados creyentes en el Señor tuvieran tanto amor para El. C. H. S.



Herodoto nos cuenta que Amasis tenía un gran lavatorio de oro, en el cual él y sus huéspedes se lavaban los pies. Lo fundió un día e hizo un dios de metal, que los egipcios adoraban con devoción. Y es difícil distinguir entre la diferencia que hacen aún hoy algunos católico romanos entre un ídolo y una imagen, por lo menos para la mente de los que adoran frente a la imagen. John Trapp



Vers. 15, 16, 17. El rev. John Thomas, un misionero a la India, estaba un día viajando solo por el campo cuando vio a una gran multitud de gente que esperaba cerca de un templo de ídolos. Fue hacia ellos y, tan pronto como se abrieron las puertas, entró en el templo.



Viendo a un ídolo levantado por encima de la gente, se dirigió hacia él osadamente, levantó la mano y pidió silencio. Entonces se puso los dedos sobre los ojos y dijo: «¡Tiene ojos, pero no ve! ¡Tiene oídos, pero no puede oír! ¡Tiene nariz, pero no puede oler! ¡Tiene manos, pero no puede palpar! ¡Tiene boca, pero no puede hablar! ¡ Ni tampoco hay aliento en él!»



En vez de ser agredido por los fieles en el templo por insultar a su dios y a ellos mismos, los nativos se quedaron sorprendidos; y un anciano brahmán quedó tan convencido de su locura, por lo que había dicho Mr. Thomas, que añadió gritando: «¡Tiene pies, pero no puede correr!» El pueblo se puso a gritar, y, avergonzados de su necedad, dejaron el templo y se fueron a sus casas. The New Cyclopaedia of Illustrative Anecdote



Vers. 16. Tienen boca. Jehová habla, y se hace; pero estas imágenes no pronuncian nunca una palabra. Sin duda, si pudieran hablar, reprenderían a los que les rinden culto. ¿No es su silencio todavía una reprobación más enérgica? Cuando nuestros maestros filosóficos niegan que Dios haya hecho revelación alguna de sí mismo, a la vez confiesan que su dios es mudo. C. H. S.



Vers. 16 y 17. Tienen orejas, y no oyen.

Una fantasía, una imaginación,

puede ser tomada por una inspiración.

Es cierto; pero ¿podemos por ello decir

que toda inspiración es un error?

Un guijarro no es un diamante, sí;

pero ¿debe por ello un diamante ser

un guijarro? El confesar a un Dios

que no habla a los hombres, es igual

a confesarlo y luego denegarlo;

de toda idolatría, el resultado

es tener dioses a la vez sordos y mudos.

John Byrom





Vers. 17. Tienen orejas, pero no oyen; tampoco hay aliento en sus bocas. Parece que estos dioses paganos son mudos, ciegos y sordos sin duda una incapacidad muy seria. Están muertos; no hay señal de vida perceptible en ellos; y no conocen lo que es respirar, que es la esencia de la vida animal. ¿Ha de perder su aliento el hombre clamando a un ídolo que no respira? ¿Ha de ofrecer la vida peticiones a la muerte? Sin duda, esto es volver las cosas patas arriba. C. H. S.



Vers. 18. Semejantes a ellos. En cierta montaña de Alemania se ve un fenómeno singular, conocido como el Espectro de los Brocken. FI viajero que al amanecer está de pie en la cresta más alta, contempla un espectro de colosales proporciones. Pero, de hecho, es su propia sombra proyectada sobre las brumas de la mañana por el sol que se levanta; y que imita, naturalmente, todo movimiento del que es causa de la misma.



Así las naciones paganas han confundido su propia imagen por la Deidad. Sus dioses despliegan las debilidades y pasiones humanas, y escasas virtudes, proyectadas y magnificadas sobre los cielos, tal como las pequeñas figuras de la transparencia en la linterna mágica se proyectan, en gran tamaño, iluminadas sobre una sábana blanca. De Elan Foster: New Cyclopaedia of lllustrations



Y todos los que en ellas confían.
Hay algunos que creen en una regeneración bautismal, que en realidad no renueva la naturaleza, y los hace miembros de Cristo e hijos de Dios, si bien no tienen nada del espíritu de Cristo ni las señales de la adopción. Podemos ahorrarnos esta imitación de la obra divina, para no caer en otro tipo de idolatría. C. H. S.



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