Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 139 Salmo 139

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 139 Salmo 139



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 139 Salmo 139

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SALMO 139



Uno de los himnos sagrados más notable. Canta la omnisciencia y omnipresencia de Dios, infiriendo de ellas el derrocamiento de los poderes de maldad, puesto que El ve y oye los hechos y palabras abominables de los rebeldes y, sin duda, los tratará en conformidad con su justicia.



El fulgor de este Salmo es como el del zafiro, o «cristal terrible» de Ezequiel; sus destellos son ráfagas de luz que cambian la noche en día. Como faros, su cántico santo proyecta una luz clara hasta los confines más alejados del mar y nos advierte contra el ateísmo práctico que no hace caso de la presencia de Dios y, con ello, hace naufragar al alma.



Título: Naturalmente, los críticos descartan que ésta sea una composición de David, a causa de ciertas expresiones arcaicas en él. Creemos que sobre los principios del criticismo hoy en boga sería muy fácil probar que Milton no escribió el Paraíso perdido. Sabiendo qué disparatadas inferencias sacan los críticos en estas cosas, hemos perdido toda fe en ellos y preferimos creer que David es el autor de este Salmo, por la evidencia interna del estilo y la materia, más bien que aceptar la opinión de hombres cuyo juicio es evidentemente indigno de confianza. C. H. S.



Salmo en conjunto: Aben Ezra hace notar que éste es el Salmo más glorioso y excelente de todo el libro; de que es muy excelente no cabe duda; de que sea el más excelente, es más difícil de aceptar. John Gill



Hay un Salmo que los cristianos harían bien si, como Pitágoras con sus preceptos áureos, lo repitieran cada mañana y cada tarde. Es la apelación de David a una buena conciencia ante Dios contra las sospechas maliciosas y calumnias de los hombres en el Salmo 139. Samuel Annesley



Este Salmo es una de las composiciones más sublimes del mundo. ¿Cómo pudo el zagal que vigilaba ovejas concebir un tema tan sublime y escribir en tonos tan sublimes? George Rogers

«Ln Salmo de David». Cómo puede algún crítico asignar este Salmo a otro que no sea David, no lo puedo entender. Cada línea, cada idea, cada giro de expresión y transición es suyo y sólo suyo. En cuanto a los argumentos sacados de dos expresiones caldeas que hay en él, son realmente una fruslería. Estas expresiones consisten meramente en la sustitución de una letra por otra, muy semejante en forma, y puede ser fácilmente el error de algún copista, especialmente uno que hubiera usado el idioma caldeo; pero los argumentos morales para la paternidad de David son tan fuertes como para anular este criticismo verbal, o mejor literal, y otras objeciones mucho más formidables, caso de que aparecieran. John Jebb



Vers. 1. Oh Jehová, tú me has escrutado y me conoces. Qué bueno es para nosotros conocer al Dios que nos conoce! No hubo tiempo alguno en el pasado en que el Señor no nos conociera, y nunca habrá un momento en que estemos más allá de su observación. Nota cómo el Salmista hace su doctrina personal; no dice: «Oh Dios, Tú conoces todas las cosas», sino «Tú me has conocido.» Es siempre bueno que reconozcamos la verdad. Qué maravilloso es el contraste entre el observador y el observado! ¡Jehová y yo! Con todo, ésta la más íntima de las conexiones es una realidad, y en ello hay nuestra esperanza. Que el lector esté quieto un momento y procure comprender los dos polos de esta afirmación el Señor y el hombre, pobre e insignificante, y verá mucho de que admirarse y asombrarse. C. H. S.



El hombre piadoso a veces puede verse tan abrumado de calumnias y reproches que no halla manera de esclarecer su situación delante de los hombres, sino que debe contentarse y consolarse con el testimonio de una buena conciencia y con la aprobación de su integridad por Dios, como hace aquí David. David Dickson



Las verdades divinas resplandecen tanto cuando oramos sobre ellas como cuando son predicadas; y mucho mejor que cuando se disputa sobre ellas. Matthew Henry



Escrutado.
La palabra hebrea en el original significa «cavar», y es aplicada a la búsqueda de metales preciosos (Job_28:3), pero metafóricamente se aplica a una inquisición moral sobre culpa. Joseph Addison Alexander



Vers. 1 y 5. Dios lo conoce todo perfectamente, y Él lo conoce todo perfectamente en un momento dado. Esto, en un entendimiento humano, daría lugar a confusión; pero no puede haber confusión en el entendimiento divino, porque la confusión procede de la imperfección. Así Dios, sin confusión, contempla de modo claro las acciones de cada hombre, como si este hombre fuera el único ser creado, y la Deidad se ocupara solamente de observarle. Que este pensamiento llene tu mente de temor y compunción. Henry Kirke White



Vers. 2. Percibes desde lejos mis pensamientos. Ante los hombres, somos como una colmena opaca. Pueden ver que entran y salen pensamientos de nosotros, pero qué labor hacen dentro del hombre no pueden decirlo. Ante Dios somos una colmena de cristal, y, todo lo que están haciendo nuestros pensamientos dentro de nosotros El puede verlo y entenderlo. Henry Ward Beecher



Vers. 2-4. No te imagines que tu comportamiento, postura, vestido o porte no estén bajo la providencia de Dios. Te engañas a ti mismo. No creas que tus pensamientos pasen sin inspección. El Señor percibe de lejos tus pensamientos. No creas que tu5 palabras se disipen en el aire antes que Dios pueda oírlas. ¡Oh, no! El las conoce aun antes que salgan de tu boca. No creas que tus caminos son privados y escondidos de modo que nadie puede conocerlos y censurarlos. Te equivocas. Dios conoce todos tus caminos. Johann David Frisch



Vers. 4. Pues aún no está la palabra en mi lengua. Qué necesario es poner vigilancia en las puertas de nuestra boca para dominar a este miembro díscolo, la lengua, con freno y brida. Hay ocasiones en que pensarnos que apenas podemos decir una palabra, y cuantas menos decimos mejor. Esto está bien, porque los que hablan mucho suelen decir más de lo que debieran.



Puede que sea algo bueno no hablar mucho, porque en la multitud de palabras no falta pecado. Doquiera que vayas, ¡qué conversaciones más sosas, más frívolas, más necias escuchas! Estoy contento de no verme en circunstancias en que tenga que oírlas.



Pero para ti quizá sea muy diferente. Es posible que tengas que arrepentirte muchas veces de haber hablado, pero raramente de haber guardado silencio. ¡Cuán rápidamente son pronunciadas las palabras airadas! ¡Qué pronto salen de nuestra boca las expresiones necias! El Señor lo sabe todo, lo nota todo, y silo recordaras con mayor solemnidad serías mucho más cuidadoso de lo que eres. Joseph C. Philpot



«Aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, Tú la sabes toda.» Los pensamientos son palabras para Dios. Matthew Henry



Vers. 5. Por detrás y por delante me rodeas. Tras nosotros se halla Dios registrando nuestros pecados o borrándolos por su gracia; y ante nosotros está Dios, sabiendo por adelantado nuestros hechos y proveyendo para nuestras necesidades. No podemos retroceder y escapar de El, porque está detrás; no podemos ir delante y dejarlo atrás, porque El está delante. C. H. S.



¿Qué dirías si -no importa adónde te dirigieras-, hicieras lo que hicieras, pensaras lo que pensaras, fuera en público o en privado, fuera con un amigo confidencial o a solas, hubiera siempre un ojo que te estuviera observando, y que por más que te esforzaras no pudieras escapar de él... que pudiera percibir cada uno de tus pensamientos? La suposición es terrible. Este ojo existe. Devere



Y sobre mí tienes puesta tu mano. El preso avanza teniendo a cada lado un guarda o policía. Dios está muy cerca; estamos totalmente en su poder; y de este poder no hay quien escape. No se dice que Dios va a rodearnos y nos arrestará, sino que ya está hecho: «Tú me rodeas.» ¿No podemos alterar la figura y decir que nuestro Padre celestial nos ha rodeado con sus brazos y nos acaricia con su mano? Esto es lo que hace con todos los que por fe son hijos del Altísimo. C. H. S.



Vers. 6. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí. No puedo comprenderlo. No puedo incluso pensar en ello. El tema me abruma. Estoy asombrado, consternado. Este conocimiento no sólo sobrepasa mi comprensión, sino incluso mi imaginación. C. H. S.



En este momento El está escuchando las alabanzas pronunciadas por corazones agradecidos en mundos distantes, y leyendo todo lo que pasa por las mentes corruptas de la raza caída de Adán... Con una mirada ve el pasado, el presente y el futuro. No hay ningún fallo en la atención; no hay defecto en su memoria o de juicio que oscurezca su comprensión.



En su memoria hay almacenadas no sólo las transacciones de este mundo, sino de todos los mundos del universo; no sólo de los sucesos de los seis mil años que han pasado desde que la tierra fue creada, sino de una duración sin principio. Es más, las cosas que vienen, y se extienden a una duración sin fin, están también delante de El. Una eternidad pasada y una eternidad futura, al mismo tiempo, en su ojo, y con este ojo eterno examina lo infinito. ¡Qué asombroso! ¡Qué inconcebible! Henry Duncan



Es alto, no lo puedo alcanzar.
Por más que yo me remonte, esta verdad es demasiado elevada para mi mente. Me parece que siempre está por encima de mí, incluso cuando me elevo a las regiones más altas del pensamiento espiritual. ¿No es así con cada uno de los atributos de Dios? ¿Podemos alcanzar una idea de su poder, su sabiduría, su santidad? Nuestra mente no tiene cordel con que medir el Infinito. Por tanto, ¿haremos preguntas? Mejor será que creamos y adoremos.



No nos sorprende que este Dios glorioso esté en su conocimiento mas alto que todo conocimiento que nosotros podamos alcanzar. Tiene que ser así por necesidad, puesto que nosotros somos seres pobres y limitados; y aunque nos pongamos de puntillas, apenas podemos alcanzar el peldaño más bajo del trono del Eterno. C. H. S.



Vers. 7. ¿Adónde me iré lejos de tu espíritu? No que el Salmista desee irse de Dios o evitar el poder de su vida divina, sino que hace la pregunta para poder establecer el hecho de que nadie puede escapar del Ser que está por todas partes y de la observación del gran Espíritu invisible. C. H. S.



Un filósofo pagano preguntó una vez: «¿Dónde está Dios?» El cristiano contestó: «Permíteme que te pregunte antes: «¿Dónde no está Dios?» John Arrowsmith



Adónde huiré.
Sin duda, a ninguna parte; los que intentan irse hacen lo mismo que el pez que nada toda la longitud del cordel con el anzuelo en la boca. John Trapp



Tu presencia. La presencia de la gloria de Dios está en el cielo; la presencia de su poder, sobre la tierra; la presencia de su justicia, en el infierno; y la presencia de su gracia, en su pueblo. Si renunciamos a esta poderosa presencia, caemos en la nada; si nos negamos su presencia de gracia, caemos en el pecado; si nos negamos su misericordiosa presencia, caemos en el infierno. John Mason



El célebre Linneo dio fe con su conducta, escritos y acciones del sentido más elevado de la presencia de Dios. Tan firmemente estaba grabada esta idea en su mente, que escribió sobre la puerta de su biblioteca: innocue vivite, Numen adest: «Vive de modo que seas inocente; Dios está presente.» George Seaton Bowes



Vers. 7-11. Nunca pasarás inadvertido a la Deidad, aunque fueras tan pequeño que te hundieras en las profundidades de la tierra, o tan alto como si volaras al cielo, sino que sufrirás del castigo merecido de los dioses, tanto si habitas aquí o partes al Hades, o eres llevado a un lugar todavía peor que éste. Platón



Vers. 7-12. El Salmo no fue escrito por un panteísta. El Salmista habla de Dios como una persona presente por todas partes, pero distinta, de la creación. En estos versículos dice: «Tu espíritu... Tu presencia... Tú estás allí... Tu mano... y Tu mano derecha... la oscuridad no me esconde de Ti.» Dios está en todas partes, pero no lo es todo, ni todo es Dios. William Jones



Vers. 9. Si tomara las alas del alba y emigrara hasta el confín del mar. La luz se propaga con rapidez increíble, y apenas puede seguirla la mente; ilumina el ancho mar, y hace que sus olas brillen de lejos; pero su velocidad no le permitiría escapar, si intentara hacerlo, del Señor. Si voláramos en las alas de la brisa matutina y fuéramos a parar a océanos desconocidos por los mapas, con todo, allí hallaríamos que el Señor está presente. C. H. S.



Vers. 9, 10. ¿Qué? ¿Había ofendido Jonás a las olas y los vientos para que le tuvieran tal ojeriza? Los vientos y las olas y todas las criaturas de Dios se unen del lado de Dios contra Jonás y contra todo pecador rebelde. Porque aunque Dios en el principio dio poder al hombre sobre todas las criaturas para gobernarlas, con todo, cuando el hombre pecó, Dios dio poder y fuerza a sus criaturas para poner freno al hombre y regirlo. Por tanto, aun-que él era antes señor de las olas, ahora las olas se enseñorean de El. Henry Smith



Vers. 10. Aun allí me alcanzaría tu mano. El misionero va guiado en sus solitarias caminatas de exploración; es sostenido en su debilidad. Las manos de Dios están sobre sus siervos para sostenerlos y contra los rebeldes para derribarlos; y, en este sentido, no importa a qué reinos se dirijan, la energía activa de Dios todavía les tiene rodeados. C. H. S.



Vers. 11. Si dijese: Al menos las tinieblas me cubrirán. Las enormidades más soeces que la conducta humana ha perpetrado, han procurado hallar el manto de la noche para que las cubriera. El ladrón, el falsificador, el asesino, el seductor, todos se sienten relativamente seguros en la oscuridad de la noche, porque no hay ojo humano que pueda escrutar sus acciones.



Pero ¿qué sucede si esta noche negra resulta paradójicamente como el negativo de una fotografía infalible? ¿Qué pasa si el malvado abre sus ojos del sueño de la muerte en otro mundo, y halla que el universo está lleno de fotografías fidedignas de sus enormidades en la tierra, que él suponía habían quedado perdidas en el olvido de la noche? ¡Qué escenas para que pueda contemplarlas para siempre!



Es posible que ahora sonrían con incredulidad ante una sugerencia semejante, pero los descubrimientos en la química puede que les hagan temblar. Existe la probabilidad científica de que cada acción del hombre, por profunda que fuera la oscuridad en que se haya realizado, haya dejado impresa su imagen en la naturaleza, y que pueda haber pruebas que la devuelvan a la luz del día y la hagan permanente en tanto que subsista la materia. Edward Hitchcock



Vers. 13. Tú me tejiste (cubriste) en el vientre de mi madre. Allí yacía escondido, cubierto por Ti. Antes de que pudiera conocerte, o conocer a otro, Tú tenias cuidado de mí, y me escondiste como un tesoro, hasta que decidiste que había llegado el momento de salir a la luz. Así describe el Salmista la intimidad que Dios había tenido con él. En su lugar más secreto '-sus entrañas, en su condición más secreta-, aunque no había nacido todavía, estaba bajo el control y guarda de Dios. C. H. S.



La palabra traducida por algunos como «cubierto» significa, en realidad, entretejido, tejido, formado, y la traducción literal debería ser «Tú me has tejido en el vientre de mi madre», significando que Dios había puesto sus partes juntas, como uno que teje un vestido o un cesto. Albert Barnes



Vers. 14. Prodigiosas son tus obras; prodigio soy yo mismo. En vez de asombrarnos del número de muertes prematuras que presenciamos constantemente, debería ser causa de mayor asombro el que no haya más, y que alguno llegue hasta los setenta u ochenta años de edad.



La vida se forma de mil fuentes

y morimos cuando una se seca;

es extraño que un arpa de mil cuerdas

se mantenga afinada tanto tiempo.



Y esto no es todo. Prodigiosas son tus obras. En cuanto al cuerpo, somos formados como los otros animales, pero en relación a nosotros como agentes morales, nos distinguimos de la creación inferior.



Somos hechos para la eternidad. La vida presente es Sólo la parte introductoria de nuestra existencia. Sin embargo, es la que estampa un carácter a todo lo que sigue. ¡Qué seria y solemne es nuestra situación! ¡Qué innumerables las influencias a que está expuesta la mente por las tentaciones que nos rodean! ¿No es más peligrosa para el cuerpo la peste de lo que éstas que acechan en la oscuridad lo son para el alma?



Tal es la construcción de nuestra naturaleza que la misma Palabra de vida, si la escuchamos sin atenderla, pasa a tener sabor de muerte para nosotros. ¡Qué consecuencias resultan de lo que parecen insignificantes contactos con el mal! Un mal pensamiento puede llevar a un mal propósito, este propósito a una mala acción, esta acción a un curso de conducta, esta conducta puede arrastrarnos al vórtice en que millones de nuestros prójimos terminan yendo a la perdición.



El conjunto de este proceso queda ejemplificado en el caso de Jeroboam, el hijo de Nebat. Cuando fue colocado sobre las diez tribus, primero puso en su corazón: «Si este pueblo continúa subiendo a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén, sus corazones se volverán a la casa de Roboam; y de este modo el reino volverá a la casa de David» (1'- Reyes 12:26-30). A causa de esto tomó una decisión y construyó los becerros de Dan y Betel. Esto le llevó a un curso de maldad, del cual no hubo manera de detenerle.



Ni se confinó a él solo; porque «hizo que todo Israel pecara». El resultado fue no sólo su destrucción como nación, sino, bajo todas las apariencias, la ruina eterna de él mismo y de gran número de sus seguidores. ¡Tales fueron los frutos de un mal pensamiento! Andrew Fuller



Prodigio soy yo mismo. Toma nota de la curiosa constitución de tu cuerpo. David dijo: «Prodigio soy yo mismo», o como traduce la Vulgata, acu pictus sum: «pintado con una aguja», como una prenda bordada de diversos colores, con nervios y venas.



<,Qué diré del ojo, formado con tal arte que muchos, al examinarlo, han sido llevados por él al conocimiento de Dios? ¿De la mano, que se abre y cierra, y sirve para las labores y servicios de la naturaleza, sin gastarse en el curso de los años? Si fuera de mármol o de hierro, con el uso constante se gastaría; pero es de carne, y dura lo que dura la vida.



Pero no he hablado aún del estuche en que está la joya. ¡El alma, esta chispa divina, viva, ágil, variable e infatigable en sus movimientos! ¡Cuántas son sus capacidades! ¡Cómo anima al cuerpo, y está, como Dios, en todas sus partes! ¿Podemos seguir los vuelos de la razón? ¿Cuál es el valor que da Dios al alma? Fue hecha a su misma imagen; El la redimió con la sangre de Cristo. Thomas Manton



Una cadena o un cable, mantiene al barco en su sitio; ponemos los cimientos de un edificio en la tierra y el edificio permanece en pie. Pero, ¿qué es lo que une el alma y el cuerpo? ¿Dónde se tocan? ¿Cómo se mantienen juntos? ¿Cómo es que nosotros no vamos por las estrellas o las profundidades del mar, o de acá para allá, al azar, en tanto que nuestro cuerpo permanece donde está sobre la tierra?



Así que, en vez de maravillamos de que el cuerpo muera un día, ¿cómo es posible que sea hecho para vivir y moverse en absoluto? ¿Cómo es que se mantiene sin morir una sola hora? Ciertamente es del todo incomprensible la forma en que cuerpo y alma pueden formar un hombre; y si no tuviéramos un ejemplo ante nuestros ojos, si alguien nos lo dijera, no podríamos entender que la cosa fuera posible.



Por ejemplo, ¿no sería extraño el hablar del tiempo como profundo o alto, o del espacio como rápido o lento? No menos extraño, sin duda, parecerá a algunas razas de espíritus el decir que el pensamiento y la mente tienen un cuerpo, según ocurre en el caso del hombre, por la voluntad maravillosa de Dios. John Henry Newman



Maravillosas son tus obras. No tenemos por qué ir a los confines de la tierra para ver maravillas, ni aun hemos de cruzar el umbral de nuestra casa; abundan en nuestros propios cuerpos. C. H. S.

Los que eran hábiles en anatomía entre los antiguos, llegaron a la conclusión, por la constitución externa e interna del cuerpo humano, que era la obra de un Ser trascendentalmente sabio y poderoso. Galeno se convirtió mediante sus disecciones, y no pudo por menos que confesar a un Ser Supremo como resultado del examen de esta su obra de arte. The Spectator



Y mi alma lo sabe muy bien.
No era un agnóstico, lo sabía; no era un indeciso, su alma lo sabía; no era un crédulo, su alma lo sabía muy bien. Si somos formados maravillosamente incluso antes de haber nacido, ¿qué diremos de los tratos del Señor con nosotros una vez salimos de su obrador secreto, y El dirige nuestro camino por la ruta de la vida? ¿Qué es lo que no diremos de este nuevo nacimiento que es aún más misterioso que el primero y que exhibe aún más el amor y sabiduría del Señor? C. H. S.



Vers. 15. No fueron encubiertos de ti mis huesos. Si un artesano intentara comenzar una obra en una cueva oscura, donde no hay luz para ayudarle, ¿adónde dirigiría su mano para hacerlo? ¿Y en qué forma lo haría? ¿Y qué clase de arte demostraría? Pero Dios hace la obra más perfecta de todas en la oscuridad, porque forma hombres en la matriz de una madre. John Calvin



Aun cuando en oculto fui formado. ¡Con qué hermosura describe la formación de nuestro ser antes del tiempo de nuestro nacimiento! El gran artista trabaja a solas en su estudio, y no permite que nadie vea su trabajo hasta que lo ha terminado; lo mismo el Señor nos forma donde ningún ojo puede vernos, y el velo no es levantado hasta que cada uno de los miembros es completo. C. H. S.



Y entretejido en lo más profundo de la tierra. «Bordado con la mayor habilidad» es una descripción poética exacta de la creación de las venas, tendones, músculos, nervios, etc. ¿Qué tapiz puede igualar a la fábrica humana? C. H. S.



Cuando hay muchas cerraduras y llaves en un estuche nos imaginamos el valor de la joya que contiene, y si la protegen muchas envolturas, tenemos idea del precio de la misma. Las tablas del testamento fueron puestas primero en el arca; segundo, el arca recubierta de oro puro; tercero, bajo la sombra de las alas de los querubines; cuarto, resguardado todo dentro del velo del tabernáculo; quinto, dentro del edificio del tabernáculo; sexto, con los patios alrededor; séptimo, con la triple cubierta de pieles de cabras y otros animales: tenían que ser tablas preciosas.



Así, cuando el Todopoderoso- hizo la cabeza del hombre (la sede del alma racional), y la recubrió de cabello, piel y carne, como la triple cubierta del tabernáculo, con los huesos del cráneo como tablas de cedro, y después con varias pieles como cortinas de seda; y finalmente con la membrana amarilla que cubre el cerebro (como el velo de púrpura), indudablemente quiso que supiéramos que ésta había sido hecha para que contuviera algún gran tesoro. En qué forma y cuándo esta alma racional es puesta en este estuche tan curioso en una cuestión que los filósofos disputan, pero sobre la cual nadie puede afirmar cosa alguna con certeza. Abraham Wright



Vers. 16. Mi embrión lo veían tus ojos. Muchos se avergüenzan de la forma en que Dios los hizo; pero pocos se avergüenzan al ver la forma en que el diablo los ha dejado. Muchos están perturbados por pequeños defectos en su hombre externo; pero pocos están preocupados por las mayores deformidades del hombre interior; muchos adquieren belleza artificial con que suplementar la natural; pocos buscan la espiritual, para suplir los defectos de la hermosura sobrenatural de su alma. Abraham Wright



Mis días estaban previstos, escritos todos en tu libro, sin faltar uno. Un arquitecto dibuja su plano y hace las especificaciones; lo mismo hizo el gran Hacedor de nuestra constitución, escribiendo todos nuestros miembros en el libro de sus propósitos. El que tengamos ojos, oídos, manos y pies es todo ello debido a los propósitos de gracia y sabiduría del cielo: fue ordenado así en el decreto secreto por el cual todas las cosas son como son.



La gran verdad expresada en estas líneas ha hecho que muchos las refirieran a la formación del cuerpo místico de nuestro Señor Jesús. Naturalmente, lo que es verdad del hombre, como hombre, es enfáticamente verdad de Aquel que es el Hombre representativo. El buen Dios sabe quiénes son los que pertenecen a Cristo; su ojo percibe los miembros escogidos que aún hay que incorporar a la persona viva del Cristo místico. Los que son elegidos y que aún no han nacido, o sido renovados, están escritos, sin embargo, en el libro del Señor. C. H. S.



Vers. 17. ¡Cuán preciosos me son! ¡Qué contraste es todo esto con la noción de los que niegan la existencia de un Dios personal, consciente! ¡Imaginémonos un mundo sin un Dios personal, pensante! ¡Concibamos una providencia gris, como una máquina, la paternidad de una ley! Una filosofía así es dura y fría. Lo mismo podría un hombre buscar reposo para su cabeza sobre el filo de una navaja en vez de una almohada. Pero un Dios que está pensando siempre en nosotros hace un mundo feliz, una vida rica y un cielo después. C. H. S.



Vers. 17, 18. Contempla el amor de David a Dios; dormido o despierto, su mente va hacia El. No necesitamos argumentos para recordar a los que amamos. Nos olvidamos de nosotros mismos para pensar en ellos. Un hombre enamorado desgasta su ánimo, oprime su mente, descuida su comida, no atiende sus negocios; su mente se alimenta de su amor.



Cuando los hombres aman lo que no deben, hay más necesidad de restringirlos con una brida para que no piensen en ello, que de espolearlos para que lo hagan. Pon a prueba tu amor a Dios de este modo. Si no piensas con frecuencia en Dios, no le amas. Si no puedes satisfacerte con los beneficios, placeres, amigos y otros objetos del mundo, sino que has de dejar todos estos negocios a un lado y ponerte a pensar en Dios cada día, entonces le amas. Francis Taylor



Vers. 17, 18. Muchos puntos pequeños hacen, en conjunto, una gran suma. ¿Qué hay más leve que un grano de arena, y qué más pesado que la arena de una playa? Los pecados pequeños (como los pensamientos vanos y las palabras ociosas), debido a su multitud, provocan una gran culpabilidad y presentan una gran factura, una cuenta que hay que pagar finalmente; así, las misericordias corrientes compensan con su mayor número lo que les falta en tamaño en relación con otras grandes misericordias. ¿Quién no dirá que un hombre muestra mayor afecto a otro si le mantiene comiendo a su mesa durante un año, que si le festeja con un gran banquete dos o tres veces en el mismo período? William Gurnall



Vers. 18. Si los enumero, se multiplican más que la arena. La tarea de contar los pensamientos de amor de Dios sería interminable. Si intentáramos contarlos, fracasaríamos porque lo infinito no cae dentro de la capacidad de nuestro pobre intelecto. C. H. S.

Cuando me levanto, todavía estoy contigo
(otra versión). Tus pensamientos de amor son tantos que mi mente nunca puede apartarse de ellos; me rodean a todas horas. Me acuesto, y Dios es mi último pensamiento; me levanto, y hallo mi mente rondando por las puertas de su palacio: Dios siempre está conmigo, y yo siempre estoy con El. Esto es vida verdaderamente. C. H. S.



No es una pequeña ventaja para la vida santa el «empezar el día con Dios». Los santos están acostumbrados a dejar sus corazones con Él al terminar el día, y durante la noche, para que puedan hallarle por la mañana. Antes que las cosas de la tierra empiecen a causar impresión en nosotros, es bueno sazonar el corazón con pensamientos acerca de Dios y consagrar las primeras actividades de la mente antes de ponerla en contacto con los objetos vulgares de la vida.



Cuando el mundo tiene ventaja y nos ocupa por la mañana, anticipándose a la religión, raramente ésta puede resarcirse durante el día; el corazón está habituado a la vanidad durante todo el día. Pero cuando empezamos con Dios, le llevamos con nosotros en todos los negocios y asuntos del día, los cuales, estando sazonados con su amor y temor, son más dulces y sabrosos para nosotros. Thomas Case



Acostúmbrate a una meditación seria cada mañana. El ventilar con el aire del cielo nuestras almas, va a engendrar un espíritu más puro y pensamientos más nobles. Una mañana sazonada va a asegurarnos para todo el día. Aunque tendrán que hacer acto de presencia otros muchos pensamientos relacionados con nuestra vocación, con todo, cuando los hayamos despachado, atendamos a nuestro tema matutino como nuestro compañero principal.



Como un hombre que va con otro tratando de algún negocio importante, supongamos que a Westminster, aunque encuentre por el camino a otros amigos suyos, los salude y cambie algunas palabras con ellos, con todo, vuelve rápidamente a su compañero y reanuda su conversación con él.



Haz igual en el caso presente. Nuestra mente es activa y se dedica a algo, aunque sea una fruslería; y si no fijamos nuestra mente sobre algún objeto noble, será como la de los necios y locos, que están contentos jugando con pajas. Los pensamientos de Dios eran los primeros visitantes que tenía David por la mañana. Dios y su corazón se reunían tan pronto como despertaba y la compañía de los dos duraba todo el día. stephen charnock



Vers. 19. ¡Ah, si matases al malvado, oh Dios! Los crímenes cometidos ante los ojos del Juez no es fácil que pasen sin castigo. Dios, que todo lo ve, va a exterminar todo lo malo. Tal es su amor a la santidad y su odio a la maldad, que va a sostener una guerra a muerte con todos aquellos cuyos corazones y vidas sean malvados. Dios no va a permitir que ésta su hermosa creación sea desfigurada y contaminada por la presencia de la maldad; si hay algo seguro, esto es seguro: que El va a barrer a todos sus adversarios. C. H. S.



¡Si los hombres sanguinarios se apartaran de mí! Parece decir: Si Dios no quiere que viváis con El, yo tampoco quiero que viváis conmigo. Apartaos de mí, porque vosotros os apartáis de Dios. Tal como nos deleitamos en tener al santo Dios siempre cerca de nosotros, así también quisiéramos con ansia que los malvados fueran apartados de nosotros tanto como fuera posible. Temblamos en la compañía de los impíos, no sea que su suerte caiga sobre ellos súbitamente y nosotros los veamos muertos a nuestros pies. No deseamos que el lugar de nuestro intercambio resulte ser una horca para su ejecución; por tanto, que los condenados sean apartados de nuestra compañía. C. H. S.



Vers. 20. Tus enemigos toman tu nombre en vano (otra versión). ¡Qué extraño es que los hombres se rebelen contra un Ser tan bueno como es el Señor, nuestro Dios! El atrevimiento de los que hablan así es un hecho singular, y es más singular cuando reflexionamos y consideramos que el Señor contra el cual hablan está alrededor de ellos, y es afectado por cada deshonra que infligen a su santo nombre. No nos extrañemos de que estos hombres calumnien y se burlen de nosotros, porque lo hacen con el mismo Dios Altísimo.



Vers. 21. ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen? Su odio era bueno porque iba dirigido sólo a los que odiaban el bien. De este odio no se avergüenza, sino que lo presenta como una virtud, de lo cual quiere que el Señor dé testimonio. El amar a todos los hombres con benevolencia es nuestro deber, pero el amar a los malvados con complacencia sería un crimen. El aborrecer a un hombre porque sí, o por algún mal que nos ha hecho a nosotros, sería un mal; pero el aborrecer a un hombre porque es el enemigo de toda bondad y el enemigo de toda injusticia, no es otra cosa que una obligación. Cuanto mas amamos a Dios más indignados estaremos con los que rehúsan su afecto. C. H. S.



El que cree que la buena fe es lo más santo en la vida, ¿puede evitar ser un enemigo de este hombre, que en su cargo público se atreve a despojar, desertar y traicionar? El que paga el debido honor a los dioses inmortales, ¿puede evitar de alguna forma ser un enemigo del hombre que saquea sus templos? Cíceron



¿No me enardezco? Se dice que Adam Smith sentía gran aversión a la apatía moral al ser obtuso en la percepción moral- que impedía a un hombre no sólo ver claramente, sino sentir con fuerza la distinción amplia entre la virtud y el vicio, y que, bajo el pretexto de la generosidad, era indulgente aun con los peores crímenes.



En una reunión en Dalkeith Palace, en que un cierto Mr..., en palabras sinuosas, estaba buscando paliativos para algunos tratos ruines, el doctor esperó con paciente silencio hasta que se hubo marchado, y entonces exclamó: «Ahora puedo respirar más libremente. No puedo tolerar a este hombre; no es capaz de indignarse.»



Vers. 21, 22. Un siervo fiel tiene los mismos intereses, los mismos amigos, los mismos enemigos que su amo, cuya causa y honor es el suyo, en todas las ocasiones, y mantiene y sostiene como un deber. Un buen hombre aborrece según Dios mismo aborrece; no a las personas de los hombres, sino a sus pecados; no a lo que Dios les hizo, sino a lo que ellos se hicieron ellos mismos. No hemos de aborrecer a los hombres a causa de los vicios que practican; ni amar los vicios, por amor a los hombres que los practican. El que observa invariablemente esta distinción, cumple la ley de la caridad perfectamente, y tiene el amor de Dios y de su prójimo en él. George Horne



Vers. 22. Los aborrezco por completo. No deja la cosa aquí. No quiere ocupar una posición neutral. Su odio a los malos, viciosos, blasfemos es intenso, completo, enérgico. Pone todo el corazón en su odio a la maldad como en su amor a lo bueno.



Los tengo por enemigos míos. Hace de ello una cuestión personal. Es posible que no le hayan hecho ningún mal, pero si desprecian a Dios, a sus leyes, y a los grandes principios de la verdad y la justicia, David declara la guerra contra ellos. La maldad favorece a los hombres con espíritus injustos, pero los excluye de la comunión del justo. Alzamos el puente levadizo y fortificamos los muros cuando un hombre de Belial se acerca a nuestro castillo. Su carácter es un casus belli; no podemos hacer otra cosa que contender con los que contienden con Dios.



Vers. 23. Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón. Tenía que ser por necesidad un hombre recto para ponerse deliberadamente en un crisol así. No obstante, todos podemos desear un escrutinio así, porque sería una terrible calamidad que permaneciéramos con pecados que no conociéramos en nuestros corazones y que no los descubriéramos. C. H. S.



Pruébame y conoce mis pensamientos. ¡Qué misericordia que haya un Ser que nos conozca a la perfección! El está familiarizado a fondo con nosotros. Se inclina con su gracia hacia nosotros, y está dispuesto a inclinar su omnisciencia para que sirva al fin de nuestra santificación. Oremos como oraba David, y seamos tan sinceros como él era. No podemos esconder nuestro pecado; la salvación se halla en dirección opuesta, simplemente en descubrir el mal y en cortarlo de nosotros de modo efectivo. C. H. S.



¡Qué tremendo dilema tenemos aquí! El Santo no cambia cuando viene como visitante al corazón humano. Es el mismo allí que en el mas alto cielo.



No puede tolerar el pecado; y ¿cómo puede un corazón humano darle la bienvenida en sus cámaras secretas? ¿Cómo puede el fuego ardiente dar la bienvenida al agua que lo apaga? Es fácil aprender de memoria la oración apropiada de un antiguo penitente, como en este caso.



Pero puede que la letra muerta, gastada por el uso frecuente, fluya libremente de labios endurecidos, sin escocer en lo más mínimo en la conciencia, y, con todo, aunque sea una verdad de Dios, pasa a ser una mentira en el acto de ser pronunciada. La oración no se vuelve auténtica, aunque se pida prestada a la Biblia, si el suplicante esta invitando al Todopoderoso a que entre, y, con todo, daría un mundo para que se quedara fuera para siempre. La diferencia entre un hombre no convertido y uno convertido no es que el uno tenga pecados y el otro no, sino que el uno se pone del lado de sus queridos pecados contra un Dios temido, y el otro, del lado de un Dios reconciliado contra sus pecados aborrecidos.



En tanto que Dios es mi enemigo, yo sigo siendo su posesión. No tengo el menor poder para cambiar esta condición, como no la tiene una superficie pulimentada para abstenerse de reflejar el sol que cae sobre ella. Es el amor de Dios, del rostro de Jesús brillando en mi oscuro corazón, que hace que mi corazón se abra a El y se deleite siendo su morada. Los ojos del justo Vengador no pueden resistir que estén en este lugar de pecado; pero el ojo del Médico compasivo, de buena gana lo admite en este lugar de enfermedad; porque viene del ciclo a la tierra para curar almas enfermas por el pecado como la mía. William Arnot

Vers. 23, 24. Hay ciertas cosas dignas de notar en la apelación del Salmista en las palabras que tenemos delante. Primero notemos la intrepidez del Salmista. Aquí tenemos a un hombre decidido a explorar los recovecos de su propio corazón. ¿Se propusieron Bonaparte, o Nelson, o Wellington una cosa semejante? Si todos los héroes renombrados del pasado estuvieran presentes, les preguntaría si habían tenido el valor de entrar en sus propios corazones.

David era un hombre que tenía este valor. Cuando mató un león por el camino, cuando se las entendió con un oso, cuando decapitó al gigante Goliat, dio muestras indudables de valor; pero nunca desplegó una intrepidez tal como cuando decidió examinar su propio corazón.



Si te hallaras sobre una eminencia y vieras todas las alimañas voraces y ponzoñosas que han existido sobre la tierra delante de ti, tendrías que revestir tu corazón de gran valor para combatir contra ellas. Todo pecado es un diablo, y cada uno puede decir: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos.» ¿Quién sabe qué es hacer frente a uno mismo? Y, con todo, si queremos ser salvos, hemos de hacerlo. Uno de los atributos del pecado es esconder al hombre de sí mismo, disimular su deformidad, impedir que se forme un concepto justo de su verdadera condición. Es un hecho solemne que aquí no se trata de un principio malo en el seno del mismo diablo que no exista en el nuestro, en el momento presente, a menos que hayamos sido renovados plenamente por el poder del Espíritu Santo. William Howels



Vers. 23, 24. El auto-examen, o examen de conciencia, no es una cosa tan simple como puede parecer a primera vista. Ningún cristiano que lo haya practicado lo ha hallado fácil. ¿Hay algún ejercicio del alma que alguno de nosotros haya hallado tan insatisfactorio, casi imposible, como el examen de conciencia? No tengo la menor vacilación en decir a todo hijo de Dios -la criatura que tiene mayor intimidad con él en toda la tierra-: «Hay pecados latentes en este momento en ti, de los cuales no tienes idea; pero sólo se requiere una mayor medida de iluminación espiritual para marcarlos y hacerlos destacar. No tienes la menor idea de la maldad que hay en ti ahora.»



Pero, en tanto que digo esto, que todo cristiano cuente bien el coste antes de aventurarse al acto atrevido de pedir a Dios que le «escudriñe». Porque has de estar seguro de que si de veras y sinceramente le pides a Dios que te «escudriñe», El lo hará. y El va a escudriñarte a fondo; si tú le dices que te ponga a prueba, El lo hará, y la prueba ¡no es cosa sin importancia! James Vaughan



Pero hay otra clase de hipocresía, que difiere de las dos anteriores; quiero decir la hipocresía por la cual un hombre no sólo engaña al mundo, sino que muchas veces se impone a sí mismo; esta hipocresía que disimula su propio corazón de él y le hace creer que es más virtuoso de lo que es realmente, y ni hace caso de sus vicios, o los confunde por sus virtudes. Son esta hipocresía y autoengaño fatales los que se hacen destacar en estas palabras: «¿Quién puede entender sus errores? Líbrame de mis faltas secretas.» Joseph Addison



¡Qué hermosa es la humildad de David! No puede hablar de los malos sino en términos de justa indignación; no puede sino aborrecer a los que aborrecen a su Dios; con todo, parece reflexionar inmediatamente y comprobarse a sí mismo: «Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón.» Precisamente en el mismo espíritu de humildad interior y reflexión, Abraham, cuando abogaba ante Dios en oración en favor de la Sodoma culpable y depravada, no dejó de hablar de sí mismo como polvo y cenizas (Génesis 18:27). James Ford



Oro puro no teme al horno ni al fuego ni a la prueba ni al aguafuerte; no teme el oro de ley las balanzas. El oro que pesa lo que debe pesar lo evidencia se le pese como se le pese; lo que es oro, será oro, no importa cómo se le ponga a prueba, y aunque se haga la prueba con frecuencia seguirá siendo oro puro; lo que es, será, y será mejor de lo que es. Joseph Caryl



Vers. 24. Y ve si hay en mí camino de perversidad. Del mismo modo que aborrezco todo camino de perversidad en los malos, también odiaría que lo hubiera en mí. C. H. S.

Esta es una oración hermosa y apropiada para el comienzo de cada día. Es también un gran sentimiento para amonestarnos cada día al comienzo del mismo.



Hay el camino de la incredulidad dentro de cada uno, el cual somos muy propensos a seguir. Hay el camino de la vanidad y orgullo, al cual nos acostumbramos con frecuencia. Hay el camino del egoísmo, en el cual andamos a menudo. Hay el camino de la mundanalidad, en el que a veces buscamos placeres vacíos, honores, fantasmas, etc.



Hay el camino de la negligencia. ¡Qué apatía manifestamos en la oración, en el examen y aplicación de la Palabra de Dios! Hay el camino del depender de uno mismo, con el cual deshonramos a Dios y nos dañamos a nosotros mismos. Hay, por desgracia, el camino de la desobediencia, en el cual andamos a menudo. En todo caso, nuestra obediencia es fría, recalcitrante, incierta; no es simple, íntegra, ferviente.



Qué necesario es, pues, ir a Dios al instante y preferir sinceramente la petición: «Señor, ve si hay en mí camino de perversidad.» Que nada que sea malo, que sea opuesto a tu carácter, repugnante a tu Palabra o dañoso y degradante para nosotros mismos, permanezca o sea albergado dentro de nosotros. T. Wallace



Me parece que el punto más alto del logro religioso consiste en que un hombre pueda, con confianza, ofrecer la oración de nuestro texto. Os advierto que seáis precavidos en el uso de esta oración. Es fácil burlarse de Dios pidiéndole que os escudriñe, en tanto que no hacéis ningún esfuerzo, o muy pocos, en escudriñaros a vosotros mismos, y quizá menos para actuar ante el resultado del escrutinio. Henry Melvill



Y guíame en el camino eterno. Por medio de tu providencia, tu palabra, tu gracia, tu Espíritu, guíame siempre. C. H. S.



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