Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 142 Salmo 142

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 142 Salmo 142



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 142 Salmo 142

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SALMO 142



Título: «Masquil de David». Este «Masquil» está descrito para nuestra instrucción. Nos enseña principalmente por medio del ejemplo la forma de ordenar nuestra oración en tiempos de aflicción. Una instrucción así es una de las partes más necesarias, prácticas y efectivas de nuestra educación espiritual. El que ha aprendido a orar ha recibido instrucción en la más útil de las artes y las ciencias. Los discípulos dijeron al Hijo de David: «Señor, enséñanos a orar»; y aquí David nos da una valiosa lección al enumerar sus propias experiencias en cuanto a la suplicación hallándose bajo una nube. C. H. S.



Título: «La cueva». Dejando los caballos a cargo de algunos árabes, y poniéndonos a un árabe como guía, emprendimos el camino hacia la cueva, conocida ahora como Mugharet Khureitum, que se cree era la cueva de Adullam. Después de andar por ella a tientas todo el rato que pudimos, regresamos a la luz del día plenamente convencidos de que con David y sus valientes dentro toda la fuerza de Israel bajo Saúl no podía forzar la entrada, y ni aun lo habrían intentado. William M. Thompson



Vers. 2. Delante de él expongo mi queja. Nos quejamos a Dios, pero no de Dios. Cuando nos quejamos, no debería ser delante de los hombres, sino delante de Dios solamente. C. H. S.



Delante de él manifiesto mi angustia. Nota que no mostramos nuestra angustia delante del Señor para que la vea, sino para que nosotros podamos verle a El. Es para nuestro alivio, y no para su información, que explicamos todo lo que se refiere a nuestros ayes; nos hace mucho bien el presentar nuestra aflicción ordenadamente, porque gran parte de la misma desaparece en el proceso como un espectro que no resiste la luz del día; y el resto pierde gran parte de su terror, debido a que el velo del misterio es quitado por una presentación clara y ordenada de los hechos que nos afligen.



Derrama tus pensamientos, y verás lo que son; muestra tu aflicción, y se te hará patente la extensión de la misma; que todo sea hecho delante del Señor, porque en comparación con la gran majestad de su amor la aflicción parecerá casi nada. C. H. S.



El encomendar nuestra causa a Dios es a la vez nuestro deber, nuestra seguridad y nuestro alivio. Abraham Wright



Vers. 3. Cuando mi espíritu desfallece dentro de mí, tú conoces mi senda. Verdaderamente es bueno saber que Dios conoce lo que nosotros conocemos. Nosotros nos desconcertamos, pero Dios nunca cierra los ojos; nuestros juicios van a la deriva, pero los de la mente eterna siempre son claros. C. H. S.



El Señor no se retira a gran distancia de nosotros, sino que sus ojos están sobre ti. El te ve, y no con la indiferencia de un mero espectador, sino que te observa con atención. El sabe, El considera tu camino; sí, El lo señala, y toda circunstancia acerca del mismo está bajo su dirección.



Tu tribulación empezó en la hora que Él consideró oportuna; no podía venir antes; y El ha marcado el grado de)a misma hasta el grosor de un cabello, su duración hasta el minuto. El sabe, además, en qué forma está afectado tu espíritu; y las provisiones de gracia y fuerza que El considera necesarias te las proporciona a su sazón. Así que aun cuando las cosas parecen más oscuras, puedes decir: «Aunque disciplina, no mata.» Por tanto, espera en Dios, porque aún tienes que alabarle. John NEWTON



Aunque como cristianos poseemos la plena solución del problema del sufrimiento, con todo, con frecuencia nos hallamos en la posición de Job con respecto a una aflicción particular determinada. Hay aflicciones tan extensas que son totales; pérdidas tan absolutas y golpes tan terribles e inexplicables que parece, durante un tiempo, como si estuviéramos envueltos en una lobreguez impenetrable, como si el secreto del Señor no hubiera sido revelado.



¿Por qué es herido éste y eximido aquél? ¿Por qué esta persona, en quien habíamos centrado tantas esperanzas, o que ya había realizado expectativas placenteras, ha sido arrebatado? ¿Por qué ha quedado, en cambio, otra que es inútil y aun un estorbo sobre la tierra? ¿Por qué aquella voz que hallaba eco en tantos corazones fue acallada de repente? ¿Por qué he sido herido yo? ¿Por qué he perdido lo que hacía mi vida moral hermosa y útil?



Con frecuencia el alma parece perdida en pensamientos que la abruman pierde pie, se tambalea impotente en medio de las aguas profundas de la aflicción. Parece que todo ha terminado. No pienses así. Recuerda a Job; no puedes ir a mayores extremos de desesperación que él, y Dios tuvo compasión de él.



Hay mucho consuelo para ti en este ejemplo de sufrimiento indescriptible, exasperado hasta el último grado, y, con todo, perdonado y consolado. Adhiérete a la memoria de este hecho bendito como un cable de liberación, una tabla en un naufragio. Y entonces recuerda que la aflicción forma parte del plan de Dios, y que El también te pide que te muestres dispuesto y absolutamente confiado en El. E. De Pressense, D. D.



En el camino por donde voy, me han tendido un lazo. Los impíos han de hallar alguna salida a su malicia, y, por tanto, cuando no se atreven a atacar directamente, tienden un lazo. Vigilan al hombre de gracia y tienden el lazo por donde pasa, pero lo hacen con sigilo, evitando ser observados. Esta es una gran prueba, pero el Señor es mayor que ellos y nos hace andar con seguridad en medio del peligro; porque El nos conoce a nosotros y a nuestros enemigos, nuestro camino y el lazo en el tendido. Bendito sea su nombre. C. H. S.



Lazos a la derecha y lazos a la izquierda; lazos a la derecha, prosperidad mundana; lazos a la izquierda, adversidad mundana; lazos a la derecha, lisonja; lazos a la izquierda, alarma. Andas entre lazos; no te apartes del camino; no caigas en el lazo de la lisonja, ni te desvíes del camino a causa de la alarma. Agustín



Vers. 4. Mira a mi diestra y observa: No hay quien me quiera conocer. Aunque parezca extraño, todos eran extraños para David. Había conocido a muchos, pero ninguno le reconocía. Cuando una persona está en entredicho, es asombroso ver lo flaca que se vuelve de repente la memoria de sus antiguos amigos; simplemente le olvidan; se niegan a conocerle. Esto es una calamidad. Es mejor que se le opongan a uno los enemigos que no que le abandonen los amigos.



Cuando los amigos nos buscan, hacen ver que nos conocen desde la infancia; pero cuando nosotros buscamos a los amigos, es sorprendente lo poco que recuerdan; el hecho es que en los tiempos de deserción no es verdad que no nos conozcan, sino que no quieren conocernos. Su ignorancia es culpable C. H. S.



«No tengo refugio... Tú eres mi refugio.» Los viajeros nos dicen que el que está en la cima de los Alpes puede ver que está lloviendo debajo muchas veces, pero que a él no le cae ni una gota encima. El que tiene su porción en Dios está en una alta torre, y, por tanto, seguro de todas las tribulaciones y tormentas. George Swinnock



Vers. 5. Clamo a ti, oh Jehová. Como los hombres no hacían caso de él, David se vio llevado a Jehová su Dios. ¿No fue esto una ganancia que compensó la pérdida? ¿Riqueza ganada con una quiebra? Todo lo que nos lleva a clamar a Dios es una bendición para nosotros. C. H. S.



Digo: Tú eres mi refugio, y mi porción en la tierra de los vivientes. A veces es más fácil creer en una porción en el cielo que en una porción sobre la tierra; estamos más cerca de morir que de vivir, o por lo menos lo pensamos. No hay vida en la tierra de los vivientes como vivir en el Dios vivo.



En esta cláusula tenemos dos partes; la segunda se eleva por encima de la primera. El tener a Jehová como refugio es algo importante, pero el tenerlo como nuestra porción lo es todo. Si David no hubiera clamado, no lo habría dicho; y si el Señor no hubiera sido su refugio, nunca habría sido su porción. El peldaño inferior es tan necesario como el superior; pero no es necesario siempre detenerse en el primer peldaño de la escalera. C. H. S.



Vers. 6. Escucha mi clamor:



¿Puedes ver las penas de otro

y no sentir, tú, aflicción?

¿Puedes verle cuando sufre

y no intentar aliviarle?



¿Puede un padre ver a su hijo

que llora, y no sentir pena?

¿Es la madre indiferente

al gemido de su hijo?

¡Todo esto es imposible!



¿Crees tú que tus suspiros

no los oye tu. Hacedor,

que tus lágrimas ardientes

le pasan inadvertidas?



¡No! Él nos concede su gozo

que ahuyenta nuestro dolor.

Y en tanto que éste persiste

nos consuela con su amor.

William Blake



Vers. 7. Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre. Que Dios sea glorificado; éste es otro ruego del que suplica. Los presos fuera de la cárcel hablan bien de los que les han dado la libertad. La emancipación del alma es la forma más noble de liberación y requiere la alabanza más entusiasta; el que es librado de las mazmorras de la desesperación, con toda seguridad engrandece el nombre del Señor. C. H. S.



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