Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 148 Salmo 148

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 148 Salmo 148



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 148 Salmo 148

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SALMO 148



Este cántico es uno e indivisible. Parece casi imposible exponerlo en detalle, porque un poema vivo no puede ser disecado verso tras verso. Es un cántico sobre la naturaleza y la gracia. Como un relámpago cruza el espacio y su resplandor envuelve cielo y tierra en un ropaje de gloria, así la adoración del Señor en este Salmo ilumina todo el universo y hace que resplandezca con el fulgor de la alabanza. El canto empieza en los cielos y va descendiendo hasta las profundidades, para volver a ascender de nuevo, hasta que el pueblo cercano a Jehová se ha unido a su melodía. Para su exposición el requisito principal es un corazón ardiente de reverente amor al Señor de todos, al cual sea la gloria para siempre. C. H. S.



Salmos 148-150. Estos tres últimos Salmos son una tríada de maravillosa alabanza, que asciende de alabanza en alabanza, cada vez mas alta, hasta que se vuelve «gozo inefable y lleno de gloria», exaltación que no conoce limites. El gozo rebosa del alma y se extiende por todo el universo; cada criatura es magnetizada por él, y es añadida al coro. El cielo está lleno de alabanza, la tierra está llena de alabanza, las alabanzas se elevan desde debajo de la tierra: «todo lo que respira» se una al éxtasis. Dios está rodeado por una creación que le ama y le adora.



El último en ser creado, el hombre, pero el primero en canto, no puede contenerse. Danza, canta; da órdenes a todos los cielos con los ángeles en ellos que le ayuden; «bestias y ganado, reptiles y aves», todos deben hacer lo mismo; incluso los «dragones» no deben quedar silenciosos; y «todas las profundidades» deben aportar su contribución. Trae incluso objetos inertes a su servicio -tambores, trompetas, arpas, órganos, címbalos-, por si por algún medio, puede él dar expresión a su amor y su gozo. John Pulsford



Salmo en conjunto. Milton, en su Paraíso Perdido (Libro 5, línea 153), ha imitado este Salmo de modo elegante, y lo ha puesto en boca de Adán y Eva en su estado de inocencia como su himno matutino. James Anderson



Salmo en conjunto. Este Salmo no es ni más ni menos que una gloriosa profecía del día venidero en que no sólo se habrá extendido el conocimiento del Señor sobre toda la tierra, como las aguas cubren el mar, sino que todo ser creado en el cielo y en la tierra, animado e inanimado, desde el arcángel más elevado a través de todos los grados y fases del ser, hasta el átomo más pequeño; jóvenes y doncellas, viejos y niños, y todos los reyes y príncipes y jueces de la tierra- se unirá en su himno milenial a la alabanza del Redentor. Barton Bouchier



Vers. 1. Alabad a Jehová desde los cielos; alabadle en las alturas. Bernardo, en su sermón con ocasión de la muerte de su hermano Gerardo, refiere que en la última noche que pasó sobre la tierra, su hermano, con gran asombro de todos los presentes, con voz y rostro exultantes, prorrumpió en las palabras del Salmista: «¡Alabad a Jehová desde los cielos; alabadle en las alturas!»



Vers. 3. Alabadle, sol y luna; alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. Hay una adoración perpetua al Señor en los cielos: varía con la noche y el día, pero continúa siempre en tanto que hay sol y luna. Siempre hay una lámpara ardiendo delante del altar elevado del Señor. La luz es un canto que fulgura delante de los ojos en vez de resonar en el oído. Las estrellas sin luz no rendirán alabanza, y los cristianos sin luz le quitan al Señor su gloria. Por pequeño que sea nuestro rayo, no hemos de esconderlo; si no podemos ser un sol o una luna, hemos de procurar ser una de las «estrellas de luz», y nuestro centelleo ha de ser en honor de nuestro Señor. C. H. S.



¿Cómo alaba a Jehová de modo especial el ?Son_1:1-17. Con su belleza, Jesús, hijo de Sirac, lo llama el «globo de la hermosura». 2. Con su plenitud. Dion lo llama la «imagen de la capacidad divina». 3. Con su exaltación. Plinio lo llama caeli rector, «el que rige el cielo». 4. Con su perfecto resplandor. Plinio añade que es «la mente y el alma de todo el universo». 5. Con su celeridad y constancia en el movimiento. Marciano lo llama «la guía de la naturaleza». Thomas Le Blanc



Vers. 4. Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos. Si subiéramos tanto sobre los cielos como los cielos están por encima de la tierra, podríamos gritar a todos los que nos rodearan: «Alabad a Jehová.» No puede haber nadie tan alto que esté por encima de alabar a Jehová.



Que las nubes añadan su adoración. Que el mar ruja y su plenitud alabe la presencia de Jehová, el Dios de Israel. Hay algo de misterio en estas supuestas reservas de agua; pero, sea lo que sea, ellas también darán gloria al Señor, nuestro Dios. Que los fenómenos menos conocidos y desconcertantes ocupen su lugar en la alabanza universal. C. H. S.



Vers. 5. Alaben el nombre de Jehová; porque él lo mandó, fueron creados. La alabanza más alta de Dios es el proclamar lo que El ha hecho. Nosotros no podemos inventar nada que pueda engrandecer al Señor; no podemos hacer otra cosa mejor para ensalzarlo que repetir su nombre o describir su carácter. El Señor ha de ser ensalzado por haber creado todo lo que existe y hacerlo sólo por medio de su Palabra. Él lo creó todo con su orden; ¡qué poder es éste!



Podemos, pues, esperar que los que le alaban confiesen que le deben el ser. La evolución puede ser atea; pero la doctrina de la creación exige, lógicamente, adoración; y por ello, como los árboles se conocen por su fruto, se demuestra que es verdadera. Los que fueron creados por una orden, tienen la orden de adorar a su Creador. La voz que dice: «Hágase», ahora dice: «Alaben.» C. H. S.



Vers. 5. y 6. Éste es el relato de la creación en una palabra: «Dijo, y fue hecho.» Cuando vino Jesús, fue por todas partes mostrando su divinidad mediante la evidencia de que su Palabra era omnipotente. Estos versículos declaran dos milagros de la voluntad y la Palabra de Dios, a saber, la creación y consolidación de la tierra. Jehová primero produjo la materia, luego la ordenó y la afianzó. John Lorinus



Vers. 7. y 8. Llama a las profundidades, al fuego, al granizo, a la nieve, a los montes y a las colinas para que se unan a la obra de alabanza. No que puedan hacerlo de modo activo, sino para mostrar que el hombre ha de llamar a toda la creación para que le ayude de modo pasivo, y ha de mostrar tal amor a todas las criaturas, que ha de aceptar lo que ellas le ofrecen, y ha de tener tanto afecto a Dios, que ha de ofrecerle todo lo que de El recibe.



La nieve y el granizo no pueden bendecir y alabar a Dios, pero el hombre debe bendecir a Dios por estas cosas, en lo cual hay una mezcla de inconveniencia y molestia; algo que molesta a nuestros sentidos, pero también que mejora y prepara la tierra para dar fruto. Stephen Charnock



Vers. 8. Nieve. De modo tan seguro como que cada copo de nieve tiene su parte en la gran economía de la naturaleza, así también cada palabra de Dios que cae dentro del santuario tiene su fin a realizar en la esfera moral. He contemplado en un día de invierno los copos que a puñados se disolvían en la corriente de un río. Parecía que morían sin propósito alguno, tragados por un enemigo que no hacía el menor caso de su poder o de su existencia.



Y así he visto la Palabra de Dios caer sobre corazones humanos. Enviada por Dios día tras día y año tras año, he visto que caía, al parecer, sin resultado en la corriente turbia de la incredulidad, en un torbellino de mundanalidad que absorbía las mentes y vidas de los oyentes.



Pero, mientras estaba junto a la ribera del río y miraba lo que parecía ser la muerte del copo vacilante, un nuevo pensamiento me aseguró que no era otra cosa que la muerte a la vida, y que todo copo que había dejado su vida en las aguas se incorporaba al ser del río.



Así, cuando he visto la Palabra de Dios cayendo, al parecer, sin fruto en vidas humanas inquietas, bulliciosas, apresuradas en su corriente, una fe recobrada en la inmutable declaración de Dios me ha asegurado que lo que veía no era una muerte casual e inútil, sino más bien la caída de un soldado después que había aportado su fuerza vital al destino de una nación y a la historia de un mundo. Y así debe ser.



La Palabra de Dios siempre alcanza su fin. S.S. Mitchell



Vers. 10. Reptiles. El público en conjunto ha de añadirse. Todo lo que se arrastra. Las cuerdas pequeñas contribuyen al concierto como las grandes. Tomas Goodwin



Vers. 11. Los reyes de la tierra y todos los pueblos, los príncipes. Cuánto más intolerable es la maldad de los reyes y los príncipes que reclaman ser eximidos de la regla común, cuando ellos deberían, en cambio, inculcarla a los otros y llevar la batuta. Podría haber dirigido su exhortación de modo sumario a todos los hombres, y en realidad menciona al pueblo en términos generales; pero especifica a los príncipes tres veces, con lo que sugiere que son reacios a cumplir su deber y necesitan que se les inste a hacerlo. Juan Calvino



Vers. 12. Los ancianos. Vuestras lenguas no pueden excusarse de estar silenciosas en las alabanzas a Dios, cuya gloria es proclamada por todo objeto arriba o alrededor, y por todo miembro de sus propios cuerpos y cada facultad de sus almas. Pero los ancianos son doblemente inexcusables si no prestan atención a estas preciosas instrucciones que les dan las obras de Dios que han visto, o de las que han sido informados, cada día, desde que empezó a operar el poder de su naturaleza racional.

Considerad cuánto tiempo habéis vivido. ¿No es cada día de la vida, y aun cada hora, cada momento, una misericordia inmerecida? Podríais haber sido cortados desde la matriz o el pecho, porque fuisteis concebidos en iniquidad y nacidos en pecado. ¡Cuántos en vuestra carrera cayeron antes de poder distinguir su mano derecha de la izquierda, antes que pudieran hacer nada bueno o malo!



Como habéis sido responsables moralmente en todos estos años, no ha pasado un día en ~ue no se os pudiera acusar de pecado. ¡Qué riqueza de paciencia se ha manifestado en una vida de sesenta o setenta años! Si habéis vivido en estado de pecado todos estos años, ¿no tenéis razon para asombraros de que no estéis ya en una condición en que no os sería posible añadir vuestra voz a la alabanza? Dad gloria, pues, a este Dios que os ha preservado en vida. George Lawson



Vers. 13. El nombre de Jehová. Jehová es un nombre de gran poder y eficacia, un nombre en cuyo original hay cinco vocales, sin las cuales no puede expresarse sonido articulado; un nombre que tiene también tres sílabas, para significar la Trinidad de Personas, la eternidad de Dios, uno en tres, y tres en uno; el nombre que despertaba tal temor y reverencia entre los judíos que temblaban al oírlo, por lo que usaban el nombre Adonai (Señor) en todas sus devociones.



Y, por ello, todos deberían estar de pie en temor y reverencia, no usando el nombre de Dios en vano, sino cantando alabanzas, dándole honor, recordando y proclamando y bendiciendo este santo, digno y excelente nombre. Rayment



Vers. 14. Alabad al Señor, o «Aleluya». Esto debería ser el Alfa y la Omega de la vida de todo hombre bueno. Alabemos a Dios hasta el fin, para siempre jamás. El campo de la alabanza que se nos presenta delante en este Salmo está limitado al principio y al final por la piedra miliaria del «Aleluya», y todo lo que hay entre las dos, cada palabra del mismo, es en honor del Señor. Amén. C. H. S.



El pueblo a él cercano. Jesús tomó nuestra naturaleza y se hizo uno de nosotros; de modo que, El está «cerca» de nosotros; El nos, da su Santo Espíritu, nos une a El, y de este modo estamos cerca de El. Este es nuestro honor más elevado, una fuente inagotable de felicidad y paz.



Estamos cerca de Él cuando somos pobres y cuando estamos atribulados; estamos más cerca de El en unos momentos que otros, y estaremos lo más cerca posible de El en nuestra muerte. Si estamos cerca de El, El estará con nosotros en todas las aflicciones, nos ayudará en todas las pruebas, nos protegerá en todos los peligros, nos consolará en las horas de soledad, proveerá para nosotros en épocas de necesidad y nos introducirá finalmente en la gloria. Hagámonos cargo de esto diariamente; estamos muy cerca de Dios, y El nos quiere mucho. James Smith



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