Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 149 Salmo 149

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Charles Spurgeon Collection: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David): 149 Salmo 149



TOPIC: Spurgeon - C.H. - Tesoro de David (Treasury of David) (Other Topics in this Collection)
SUBJECT: 149 Salmo 149

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SALMO 149



Estamos casi en el último Salmo y todavía entre «Aleluyas». Este es un «nuevo cántico», evidentemente a propósito para la nueva creación y los hombres que tienen un nuevo corazón. Es el cántico que puede ser cantado a la venida del Señor, cuando la nueva dispensación derribe a los inicuos y honre a todos los santos. El tono es en extremo jubiloso y rebosante. En todo él se oye el resonar de tímpanos y arpas, al ritmo de los pies de las doncellas que golpean el suelo con sus saltos y danzas. C. H. S.



Vers. 1. Cantad al Señor un cántico nuevo. Entre nuestras novedades habrá cánticos nuevos; ¡ay!, los hombres tienen más apego a quejarse que a cantar Salmos nuevos. Nuestros nuevos cánticos deben ser dirigidos al honor de Jehová; en realidad, todos nuestros pensamientos nuevos deberían correr hacia El. C. H. S.



Un nuevo cántico. El viejo hombre es un cántico viejo; el nuevo hombre es un cántico nuevo. El Antiguo Testamento es un cántico viejo; el Nuevo Testamento es un cántico nuevo... Los que aman las cosas terrenas cantan un cántico viejo; que los que desean cantar un cántico nuevo amen las cosas de la eternidad. El amor es nuevo y eterno; por tanto, siempre es nuevo, porque nunca se vuelve viejo. Agustín



Vers. 4. Porque Jehová se complace en su pueblo. Pero, ¿por qué se complace el Señor en ellos? ¿Hay algo en ellos que El pueda contemplar con complacencia y deleite? No; ellos saben bien que no pueden tener pretensiones de esta clase. No es a causa de ellos, sino por causa de El mismo; es por amor a su nombre, su verdad, su misericordia que Él ahora les muestra su favor. El Señor «se complace en su pueblo» porque ellos son su pueblo; aquellos a quienes Él compró con su sangre, sí, renovó con su Espíritu y redimió con su poder. Edward Cooper



Hermosea a los humildes con la salvación. Ellos son humildes y tienen necesidad de la salvación; ÉI, es misericordioso y se la concede. Ellos lamentan su deformidad, y El los hermosea en forma selecta. Él los salva santificándolos, y así ellos llevan la hermosura de la santidad y la hermosura de un gozo que brota de la salvación. El hace a su pueblo humilde, y luego hermosea a los humildes. Aquí hay un argumento para adorar al Señor con la máxima exultación; a Aquel que se complace en nosotros tanto, es necesario que le demos toda clase de muestras de gozo exultante.



Dios se complace en todos sus hijos, como Jacob amaba a todos sus hijos; pero los mansos son como José, y sobre ellos pone la túnica de muchos colores, hermoseándoles con paz, contento, gozo, santidad e influencia. Un espíritu manso y tranquilo es llamado «un ornamento», y, ciertamente, es «la hermosura de la santidad». Cuando Dios mismo hermosea a un hombre, es verdaderamente hermoso y lo es para siempre. C. H. S.



Dirige tus pensamientos a la mañana de la resurrección cuando esto corruptible se revestirá de incorrupción, esto mortal, de inmortalidad; cuando el cuerpo, elevado en honor y gloria, será revestido de hermoso ropaje y, siendo hecho como el cuerpo glorioso de Cristo, resplandecerá como el sol en el firmamento; cuando, unido a un espíritu a fin santificado, ya no será un peso y un estorbo, sino que será un incremento para su gozo, y participará y contribuirá a su felicidad espiritual.



Este es el significado del texto; ésta es la hermosura que El ha diseñado para su pueblo y para la cual los está preparando ahora. Considerando todo esto,' con razón se les puede decir: «Alabad al Señor.» Edward Cooper

Vers. 5. Que los santos se regocijen en su gloria; que canten en sus camas incluso. Cuando los huesos están doloridos y el sueño huye de nosotros, pedimos a Dios que nos trate con misericordia; pero cuando nuestras dolencias han sido curadas, entonces ya no damos gracias, y la sensación de seguridad nos vuelve reacios a alabar. William Bloys



Vers. 5. Los santos en gloria descansarán de sus labores, pero no de su alabanza. Robert Bellarmine



Este versículo se ha cumplido en las crisis solemnes de las vidas santas. En el lecho de muerte y en el cadalso o la hoguera, el gozo y la gloria han enfervorizado los corazones de los fieles testigos de Cristo. Thomas Le Blanc



Vers. 6. Haya alabanzas a Dios en sus gargantas, y espadas de dos filos en sus manos. La Palabra de Dios es toda ella filo; de cualquier lado que se vuelva golpea de muerte la falsedad y la maldad. Si no alabamos, el conflicto pesara en nuestro ánimo; si no luchamos, nuestro cántico se volverá presuntuoso. El versículo indica una mezcla apropiada entre el cantor y el cruzado.



Nótese que ambos son enfáticos en el creyente: si canta, es con grandes alabanzas, y alabanzas en sus gargantas, en lo profundo de ellas, según el original; si lucha, es con la espada, y la espada de dos filos.



El Dios vivo imparte vida vigorosa a los que confían en El. No son neutrales o tibios; los hombres los oyen y los sienten. Su espíritu es quieto, pero en esta misma quietud hay una fuerza irresistible. Cuando el hombre piadoso presenta batalla a los poderes del mal, cada conflicto es una alabanza en voz alta al Dios de bondad. Incluso el tumulto de nuestra guerra santa es una parte de la música de nuestras vidas. C. H. S.



A los soldados de Cromwell los llamaban con soma salmistas; pero los salmistas de Dios son siempre soldados aguerridos. El que tiene un «nuevo cántico en su boca» siempre es más fuerte, tanto para sufrir como para trabajar, que el hombre de espíritu apagado y sin cánticos en el corazón. Cuando canta en su trabajo, hará más, y lo hará mejor que el que no canta. De ahí que no hemos de sorprendemos de que en toda su historia la iglesia de Dios haya avanzado «a lo largo de la línea de la música». William Taylor



Alabanzas a Dios. Si consideramos las más altas alabanzas de los hombres a Dios como fruto de la actividad del hombre, resultan algo pobre e insignificante; pero hemos de considerarlas como testimonios y expresión de un corazón que cree, que proclama y da a conocer la sabiduría inefable, la fidelidad, tesoros y excelencias de Dios ejercidas en sus obras; a este respecto, la Escritura declara que el corazón de Dios las desea y que está dispuesto a dar cielo, tierra, El mismo y su Hijo a los hombres, y que se considera satisfecho con tal que éstos le den alabanza con sus corazones, manos y lenguas. Por tanto, cuando su pueblo bendice su nombre, hablan a Dios en el dialecto de los ángeles: las alabanzas a Dios.



Vers. 8. Para aprisionar a sus reyes con argollas. Agripa era cautivo de Pablo. La Palabra le tenía amarrado como preso y le hizo confesar, a pesar de si mismo, ante Festo, que «por poco se sentía persuadido a hacerse cristiano». Entonces se verificó lo que había sido profetizado: «Para aprisionar a sus reyes con argollas, y a sus nobles con cadenas de hierro.» ¡Oh, qué majestad y fuerza la de la Palabra! Henry Smith



Se dijo de Pompeyo que le habría bastado con dar un golpe en el suelo con el pie para que toda Italia se levantara en armas a su alrededor; y los hombres poderosos del mundo pueden tener naciones, reinos y países a su mando, pero, con todo, Dios es más poderoso que todos ellos. Si El se levanta, todos ellos huirán despavoridos de su presencia; si Él pone a los príncipes en argollas, estarán tan seguros que ninguno podrá desprenderse de ellas. Stephen Gosson



Vers. 9. Para ejecutar en ellos el juicio decretado. Israel como nación tenía que hacer esto, y lo hizo, y entonces se regocijó en el Dios que había dado tales éxitos a sus ejércitos. Nosotros alabamos a nuestro Dios de un modo distinto; nosotros no somos los ejecutores de la justicia, sino los heraldos de la misericordia. Sería muy triste si alguno usara mal el texto; si algún creyente belicoso se inclinara a hacerlo, le recordaríamos que la ejecución no puede ir delante de la sentencia y la orden expresa; y nosotros no hemos recibido orden de ejecución contra nuestros prójimos. C. H. S.



Un honor será esto para todos sus santos. Muchos se convierten al contemplar el fin piadoso de la vida de los hombres buenos; como el mismo centurión, que estaba presente y era el ejecutor en la muerte por crucifixión de Cristo; después que Cristo expiró, exclamó dando testimonio de El: «Verdaderamente, éste era el Hijo de Dios.» Así, los que vilipendian, condenan, maldicen, persiguen y ejecutan a los hombres piadosos, hablan con un lenguaje distinto acerca de ellos cuando éstos han sufrido la muerte, y declaran que eran fieles y sinceros siervos de Dios. Thomas Fuller



Vers. 1. Alabad a Dios en su santuario. En esta su iglesia aquí abajo y en sus atrios arriba, deben resonar continuamente «Aleluyas». En la persona de Jesús, Dios halla un santuario o morada apropiada, y en El ha de ser alabado en gran manera. C. H. S.



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